Enrique García, presidente de la Fundación, habló de lo que significa este proyecto que comenzó en marzo.
publicación original en Clarin.com
La Fundación Charis Argentina inauguró, en marzo de este año, una escuela pública de gestión privada en el Municipio de José C. Paz para el nivel primario, además de continuar con el jardín de infantes “Padre Pedro Leonardi”, institución que Charis gestiona desde 2019.
Enrique García, presidente de la Fundación, habló de este sueño que ya es una realidad.
"Escuchando el flamante 'Himno' de la Escuela Chiara Lubich (compuesto por Eugenio Perpetua), recorro la experiencia de los últimos meses previos a la inauguración de la escuela inspirada en el ideal de la unidad", expresa Enrique.
¿Cómo estás transitando la experiencia de abrir una escuela en el Centro Mariápolis?
El inicio no fue sencillo. Mucho trabajo. Empezamos los trámites, venía todo bien, pero de golpe surgieron los obstáculos, pedidos absurdos por parte de las autoridades, cambio de interlocutores. Dejaron de atender el teléfono. Hubo que recorrer varios escritorios. Aún seguimos lidiando con tramites, algunas cosas se consiguen más rápido, otras requiere tiempo. No depende de nosotros. Con ojos del espíritu diría que es la fe.
Empezamos las obras sabiendo que estábamos entrando en un camino de ida. El camino de la profecía no mira hacia atrás sino hacia adelante. Ahí aparecieron las manos. Amigos, familiares, tías, nos donaron el dinero necesario para encarar las obras. Avanzamos con la elección de los docentes, empezamos con las reuniones de padres, y otros creyeron. Recién el 13 de diciembre nos otorgaron el permiso para matricular, 13 de diciembre no es la mejor época. Teníamos temor de que ya se hubieran inscripto en otros colegios. Pero las primeras ochenta familias, las que creyeron, concretaron la inscripción. Teníamos fecha para presentar el final de obra el 4 de febrero. Y así lo hicimos.
La mayoría de nuestros alumnos, el 85%, viene de la escuela estatal. Algunos lamentablemente no han podido sostener la escolaridad en tiempo de pandemia, lo que nos desafía aún más. Hoy se requieren esfuerzos extraordinarios, no importa tanto si es el estado o el sector privado el que toma la iniciativa, lo que está en juego es el bien de la comunidad. Se requiere una nueva racionalidad que ayude a comprender qué hay que hacer para que sean los ciudadanos quienes decidan libremente de qué forma se deben ofrecer las distintas categorías de bienes que demandan. No podemos construir un sistema educativo desde la competencia entre el estado y el sector privado, debemos construir una nueva lógica desde la cooperación. Primero la comunidad resuelve autónomamente, subsidiariamente el estado aporta cuando la comunidad no alcanza a satisfacer sus necesidades. Muchas familias están haciendo un gran esfuerzo para mandar sus hijos a nuestra escuela, su escuela, que sin bien es accesible requiere de un sacrificio adicional.
El gran milagro es que empezamos en medio de la pandemia, con pocos recursos, en verano, pero con un gran entusiasmo.
Cuando comenzamos con las reuniones que tuvimos con la comunidad, nos preguntaron con qué capital contaba la Fundación para hacer frente al proyecto. En ese momento respondí en la misma lógica de quién preguntaba, y sin reflexionar les dije, ninguno. Hoy a la distancia puedo decir que el capital con el que contábamos era inconmensurable. Es el capital de la comunidad, además sentimos muy cerca al socio oculto. Son muchas las manos que nos acompañan.
¿Cómo piensan transformar el ideal de la unidad en una currícula?
Lo primero que nos proponemos es cambiar el sentido del trabajo escolar. En las escuelas en general, el contenido está en el centro del trabajo del aula, y está bien que se le dé un lugar de privilegio, pero para transformar los contenidos en saberes debemos correrlo (no ignorarlo), y poner a la persona del alumno en el centro. Los contenidos, al entrar en diálogo con el entorno y la comunidad se hacen saberes.
Parece sencillo, pero es complejo. Requiere docentes que no solo conozcan las distintas disciplinas, sino que es necesario que tengan la vocación de ponerse en el lugar del otro. Por eso pensamos que el mejor lugar para ir a buscar a nuestros docentes era mirar en la misma comunidad; de esta manera nos aseguramos cierto conocimiento del barrio y las necesidades.
Otra de las expectativas es el modo de gestionar. La Escuela Chiara Lubich, inspirada en el ideal de la unidad, no puede no ser una empresa de economía de comunión. Con este horizonte nos proponemos gestionar todos los procesos, desde la admisión de alumnos, la incorporación de personal, el manejo de los conflictos, el manejo de los recursos, la política de relacionamiento con los stakeholders. El primer desafío lo tendremos cuando empecemos a rendir cuenta del manejo de los fondos. Apostamos a la transparencia.
Empezaron con un jardín, este año comenzó la primaria, ¿cómo sigue?
En 2022 comenzamos con la escuela primaria de 1ero a 4to año. En 2023, completaremos la escuela primaria y si todo va bien, me refiero a la adecuación del edificio, habilitaremos en 2024 el turno tarde en el jardín, para poder también arrancar con la segunda división por año en la escuela primaria. Recién ahí veríamos la posibilidad de continuar con el secundario. Aspiramos a que sea una escuela técnica. En esto estamos trabajando. Sabemos que el municipio está pensando en una universidad tecnológica, por lo que será necesario habilitar la modalidad técnica en el secundario para que la universidad tenga masa crítica. Para nosotros es fundamental también abrirnos y trabajar con los distintos estamentos de la comunidad.
¿Cómo se manifiesta la opción preferencial por los pobres?
Si un grupo de emprendedores quisieran aportar para reducir la pobreza, no cabe duda que empezarían por apostar a la educación. En ese sentido nos sentimos privilegiados. No todos podemos comenzar con una escuela, y creeme que es maravilloso.
Me parece que la clave no es trabajar para los pobres, sino con ellos. El “para” supone unos que son mejores que otros o que no necesitan nada mientras que otros sí. El “con” supone que nos necesitamos recíprocamente. Es el camino de la trinidad. Nosotros y el amor recíproco. Nadie es tan pobre que no pueda dar ni tan rico que no pueda recibir, decía el santo de Asís.
Otro desafío es construir la red, el centro es la comunidad. Y cuando hay una comunidad, y no se siente desvalido, la comunidad misma lo pone en el centro y ya deja de sentirse solo. Uno de los niños que comienza el primer año vive con muchas privaciones. La madre y su abuela son unas luchadoras, el padre, ausente. No puedo describirte su felicidad cuando lo recibimos en la escuela. En la jornada que hicimos antes de la inauguración para aprestar las aulas para el inicio, limpiaba a la par de los adultos los vidrios de su aula, además de ayudar a trasladar las sillas y bancos. No se sintió otro distinto, sino parte, y esta es la opción que estamos construyendo entre todos. Cuando Chiara invitaba a su mesa a los pobres, no los escondió en el patio del fondo, los sentó a su lado.
¡Qué decirte! Cuando nos comenzamos a reunir, no sabíamos mucho los unos de los otros, salvo algunos. Venimos de experiencias distintas. Pero ahora visto a la distancia veo que nos juntamos los que nos teníamos que juntar. Cuando comenzamos no sabíamos que íbamos a necesitar reformar un edificio, pues bien, hay arquitectos; no sabíamos que íbamos a fundar una escuela, tenemos pedagogos y gestores de escuela; no sabíamos que además sería Inspirada en el ideal de la unidad, tenemos focolares. Valoro mucho el aporte de Anabella, Bettina, José Luis, Paulo y Santiago, somos un gran equipo.
Unanimidad no es uniformidad, es integrar, poner en el propio corazón las necesidades de otros. Queremos hacer algo revolucionario en el modo de gestionar. Y esta revolución nos lleva a sentir como propias las desigualdades injustas del mundo. No sé si lo lograremos. Nos cuesta, pero al fin de las discusiones nos sentimos mejor. Cuando nos ocupamos de la selección de las docentes para la escuela, cada uno valoró cosas distintas de las candidatas; y fue muy enriquecedor el intercambio de pareceres, hasta que, con el aporte de todos llegamos a lo que consideramos la mejor solución. Ahora habrá que ver si en el día a día de la escuela se verifica. Es un proceso tedioso, perfectible, pero edificante.
Hay algo que valoro muchísimo del equipo. Siempre aparece alguien – más de uno - que toma la posta y tira del carro. Eso nos hace sentir que no hay uno que sabe más o es mejor que otro, cada uno con su estilo aporta a lo común.