Beneficios en Comunión
La comunión de los beneficios empresariales con destino a los fines de la EdC es la “enseña” de la EdC y una condición necesaria (aunque no suficiente) para formar parte del proyecto. La primera idea fundamental del proyecto fue poner los beneficios en comunión, dividiéndolos en tres partes: para el desarrollo de la empresa, para la formación cultural y para la ayuda a los necesitados.
Las empresas que se incorporan a la EdC atribuyen la misma importancia a cada una de estas partes y cada año distribuyen sus ganancias siguiendo este criterio. A partir del año 2008, cada año se elabora una “Memoria” en la que se detalla cómo se realiza la distribución de los beneficios de las empresas. Las distintas Memorias se encuentran disponibles aquì.
La formación cultural
Una de las ideas irrenunciables de la EdC es la convicción de que no se puede hacer una economía nueva sin una cultura nueva. La acción económica siempre es expresión de un estilo de vida más genera, de una visión del mundo. Por eso, desde la primera inspiración de Chiara Lubich, una parte de los beneficios que obtienen las empresas se destina a la formación en la “cultura del dar”, principalmente a través de las estructuras de formación del Movimiento de los Focolares (ciudadelas, medios de comunicación, “centros mariápolis”).
En estas estructuras, las personas pobres y menos pobres se forman en una cultura de la reciprocidad, sin la cual la comunión nunca podrá convertirse en un estilo ordinario de vida.
La ayuda a los necesitados
La primera finalidad de la EdC es la lucha contra la miseria (a la que preferimos no llamar “pobreza”) Comunione_utili_indigenticomo vía para la construcción de un mundo más justo y fraterno. La EdC propone a las personas que sufren dificultades económicas o cualquier otra forma de indigencia (de formación, de derechos…) una forma de ayuda basada en los principios de subsidiariedad y sobre todo de reciprocidad. Al "pobre" se le ofrece en primer lugar una relación nueva y después se interviene con la ayuda material. La primera cura es la relación misma.
La EdC no quiere ser un proyecto de asistencia, sino un proyecto donde es la comunidad la que resuelve sus problemas, “subsidiada”, ayudada, por los beneficios de las empresas. Para la definición e implementación de los proyectos de ayuda, la EdC colabora con AMU una ONG que lleva más de 20 años trabajando en el campo del desarrollo.
El desarrollo de la empresa
La EdC no es un proyecto de emergencia ni de ‘fund raising’. Tiende al desarrollo y al crecimiento de la institución empresa, de forma que pueda seguir creando riqueza, bienes y servicios, y puestos de trabajo. Ofrecer un puesto de trabajo, sobre todo en los países más pobres, es una forma elevada de ayuda al desarrollo.
Así pues, la EdC no se opone a la empresa, en ninguna de sus formas (desde la empresa individual a la sociedad por acciones), pero le hace presente su vocación de creadora de desarrollo humano y bien común.