La Comunidad de Paz de San José de Apartadó (Colombia) se ha adjudicado el primer premio del “Prophetic Economy Award 2018”. Retrato de Germán Graciano, un profeta de nuestro tiempo.
Silvia De Munari, voluntaria de "Operazione Colomba"
Publicado en Operazione Colomba el 11/11/2018
"Prophetic Economy” es el evento, organizado por varias asociaciones con el objetivo de reunirse y reflexionar juntos acerca de qué modelos económicos alternativos adoptar para alcanzar un desarrollo humano integral, que ha tenido lugar en Castel Gandolfo (Italia) del 2 al 4 de noviembre. Durante la preparación del evento se había convocado un concurso de buenas prácticas, el Prophetic Economy Award, al que se presentaron 135 buenas prácticas procedentes de 35 países de todo el mundo. Todas las iniciativas podrían haber sido elegidas como ganadoras. Pero ¿por qué ha sido elegida la Comunidad de Paz?
El jurado estaba formado por nombres conocidos: Vandana Shiva, Jeffrey Sachs, Stefano Zamagni y Cristina Calvo. Precisamente a esta última, economista argentina, le he preguntado cuáles han sido los motivos por los que se ha elegido esta resistencia campesina como primera práctica profética.
“Siendo buenas todas las prácticas que se han presentado”, ha comentado Cristina, "hemos querido premiar a la Comunidad de Paz porque es un testimonio excelente de lo que entendemos como economía profética, es decir una economía basada no solo en la justicia y el comercio justo, sino también en la capacidad para construir la paz y en la defensa de los derechos humanos y el territorio, todos ellos valores fundamentales para el desarrollo integral del ser humano”.
Germán Graciano sube al escenario muy emocionado. Es precisamente Cristina Calvo quien le entrega el premio. El discurso de Germán llega y emociona. Un grupo de colombianos, que no sabían de su presencia, a duras penas logran contener las lágrimas. Durante la cena, Germán me confiesa que hubo un momento en que dejaron de salirle las palabras cuando vio a algunas personas llorar. Eran precisamente ellos. Personas procedentes de su tierra, algunas incluso de su misma región, orgullosas de escuchar sus palabras. Palabras intensas, con peso. Un relato de corazón a corazón, sin papeles y sin cronómetro. No se pueden cronometrar las emociones y los relatos de esta gente. Hay que dejarlos fluir. El tiempo no importa. Su vida y su testimonio sí. Prueba de ello es que más de 700 personas se pusieron en pie para hacerle los honores.
He estado a su lado todos estos días para traducir las palabras que muchas personas del mundo le han querido enviar. También muchas preguntas. “¿Cómo puedes estar tan sereno cuando sabes que mañana te pueden matar?”. “Creo que es la Comunidad la que me da esa serenidad. Es esta Comunidad, es la conciencia de haber logrado construir con otros algo verdaderamente distinto, lo que me hace estar sereno. Si me matan, me matarán a mí pero no matarán a la Comunidad. Después uno piensa en la familia, pero yo creo que este es el único camino que tenemos. No hay otro. No podría volver atrás, sería el fracaso de la humanidad”.
Germán Graciano. Profeta de nuestro tiempo.