Tres días de encuentros y reflexiones promovidos por el Movimiento de los Focolares y muchas otras realidades comprometidas en la construcción de un futuro más justo para el mundo.
Publicado en La Difesa del Popolo del 18/11/2018
«Hola, Jeff». Luigi, de unos 14 años, comienza con estas palabras su diálogo con el famoso profesor Jeffrey Sachs, de la Columbia University de Nueva York, asesor de la Naciones Unidas. El profesor le sigue el juego: «Hola, Luigi». Acaba de terminar un apasionado discurso sobre los 17 objetivos de desarrollo sostenible, como invitado de honor de “Prophetic Economy”.
El evento es poco habitual, no solo por el título ni solo por los personajes de distintas edades vestidos con buzo blanco que se afanan en el escenario en torno a una gran tela que al tercer día se convertirá en un cuadro lleno de color que muestra personas en camino.
Sachs, una de las voces más autorizadas entre las personas que creen en la importancia de la ayuda internacional, propone reorientar los recursos para dar una respuesta a los problemas más candentes del planeta. Sobre este tema, cita varias veces con gran estima las enseñanzas de los papas, desde la Populorum Progressio de Pablo VI hasta la Laudato si’ de Francisco, aun siendo de religión judía.
En la sala le escuchan en directo unas 600 personas, muchos de ellos jóvenes ansiosos por pasar del programa cultural a los más bulliciosos y atractivos talleres que se realizarán a continuación. Pero las preguntas de los adolescentes sentados a su alrededor suscitan de nuevo el interés. «De chaval ¿te interesaba la economía?». «Ni siquiera sabía lo que era, pero viajé a algunos países muy distintos al mío y empecé a preguntarme por qué».
La pregunta más difícil es precisamente la de Luigi: «¿Podemos cambiar este sistema que destruye el medio ambiente y crea tanta desigualdad?». Sachs reconoce las distorsiones del sistema y los fenómenos de corrupción e ilegalidad que anidan en su interior y confía en la difusión de una cultura económica distinta que sustituya la codicia individual con la confianza recíproca, «…en línea – aprovecha para subrayar – con la tradición italiana de la economía civil que os caracteriza»; y aquí cita los nombres de Luigino Bruni, Stefano Zamagni y Leonardo Becchetti, todos ellos involucrados de distintas maneras en el evento realizado del 2 al 4 de noviembre en Castel Gandolfo, en la antigua sala de audiencias papales transformada en centro de congresos del Movimiento de los Focolares.
"La tradición italiana de la economía civil puede ser el camino para corregir las distorsiones del modelo actual."
Durante el encuentro no faltarán las voces de personas protagonistas del desarrollo desde abajo, a partir de los recursos locales y las comunidades. Una voz no menos interesante, también para los más jóvenes, es la de Felix Finkbeiner, fundador y presidente de Plant for the planet, que desde 2008 ha plantado 15.000 millones de árboles en todos los continentes para absorber el anhídrido carbónico y proteger la tierra; y se propone llegar al billón. ¿Qué edad tiene Félix? 21 años. Más del triple tiene Carlo Petrini, pacífico paladín itálico de la buena alimentación y de una agricultura sana y vinculada a las tradiciones. También Petrini lanza una calurosa llamada a una economía preocupada por el medio ambiente y el calentamiento del planeta.
Otro momento fuerte es la entrega de premios del concurso a la mejor práctica de economía profética, al que se habían presentado 135 candidaturas. «Ha sido difícil elegir», dicen los miembros del jurado, entre los que se encuentra Vandana Shiva, experta de matriz gandhiana, líder del International Forum on Globalization y ganadora en 1993 del Right Livelihood Award (una especie de premio Nobel alternativo), que envió un videomensaje al evento. El primer premio es para la Comunidad de paz de San José de Apartado, una asociación de campesinos colombianos que lleva más de dos décadas luchando por una convivencia pacífica y respetuosa en medio de un clima de gran violencia, sin ceder al narcotráfico ni tampoco a las propuestas de explotar la tierra con cultivos con uso intensivo de productos químicos. El segundo premio va hasta África Occidental, a la asociación Jevev de Benín, que a partir de una planta invasiva que obstaculizaba los movimientos por el río ha creado puestos de trabajo e ingresos para los jóvenes de la comunidad, produciendo sustancias fertilizantes.
No es posible dar cuentas de todos los eventos colaterales. Solo queda señalar la identidad de los organizadores: una alianza entre la Economía de Comunión (el movimiento de economía solidaria y fraterna fundado por Chiara Lubich), Nomadelfia (la comunidad fundada por don Zeno, que además de trabajar con menores, vive una interesante forma de economía comunitaria y actualmente está presidida por Francesco Matterazzo), el Global climate catholic movement (una reciente iniciativa puesta en marcha por un cualificado grupo internacional de expertos – y apasionados – que promueve y canaliza el compromiso de los católicos con el clima), la Comunidad Papa Juan XXIII (que apoya, entre otras cosas, la experiencia de economía profética ganadora del concurso), la asociación Mundo de comunidad y familia, Atd Cuarto Mundo, Slotmob (asociación que se opone a los juegos de azar) y Teens for unity (rama juvenil del Movimiento de los Focolares), con la presencia también de Banca Ética y de la Mutua Autogestione (Mag) de Verona. Multitud de voces para tres días marcados por el compromiso y la esperanza. (B. G.)