La emprendedora guatemalteca de EdC, Cruz Alicia Guerrero, nos cuenta con entusiasmo e inmediatez una experiencia vivida tras participar en la "Escuela de Verano de Economía de Comunión para Jóvenes" celebrada en Mariápolis Lía, Argentina, a principios de enero.
Como todos los jovenes que participaron a la Escuela, tambien Cruz Alicia decidió emprender un viaje continuo, con el corazón abierto a nuevas oportunidades. Cruz Alicia nos relata:
“Soy una mujer maya-kaqchikel, tejedora y docente de profesión, que está buscando llevar a cabo un proyecto de emprendimiento llamado Qachik’, que traducido al español, significa: “Nuestros sueños”; el objetivo primordial es: dignificar a la mujer maya tejedora, desde el arduo trabajo artesanal que realiza, remunerándola de una manera justa y capacitándola para desarrollar su potencial como mujer maya, así mismo queremos compartir la riqueza cultural, que conllevan nuestros tejidos a través de los colores y formas, a otros países y preservar este oficio que se ha transmitido de generación en generación por nuestras abuelas, en los pueblos indígenas. Por el momento estamos ofreciendo productos a nivel local".
"Quisiera compartir con ustedes una vivencia que, sin dudas, dejó una huella imborrable en mi jornada. Recién llegada de viaje, me encontré inmersa en la vorágine de atender asuntos laborales. En medio de este trajín diario, se presentó una oportunidad que no podía dejar pasar. Mientras me dirigía a resolver mis responsabilidades de docente, aproveche la presencia de un grupo de compañeras y otras mujeres para ofrecer unas telas que llevaba conmigo".
"Al presentar mi producto, surgieron preguntas sobre por qué había cambiado la versión original. Mi respuesta fue clara: la nueva versión hacía el producto más ligero, más cómodo y fresco, manteniendo la esencia de nuestra cultura, a través del significado de las figuras que llevaba el diseño. Además, resalte su accesibilidad económica para el cliente".
"En ese momento, una nueva voz se sumó a la conversación, anunciando que ofrecía algo similar, como si quisiera competir conmigo".
"Ante esta situación, decidí cambiar el enfoque y considere la posibilidad de forjar alianzas en lugar de entrar en “competencia”, le propuse que juntas pudiéramos lograr cosas increíbles. Hubo un silencio momentáneo, pero lo que sucedió minutos después superó todas mis expectativas. Recibí un pedido de 4 güipiles, (un güipil es una blusa típica de Guatemala) y la “competencia” decidió comprar las telas para que ella misma pudiera bordarlas".
"Este episodio me dejó una valiosa lección: en lugar de ver a los demás como rivales, podemos convertir a la competencia en aliada para alcanzar objetivos más grandes”.
Durante la “Escuela de Verano para Jóvenes" que se acaba de realizar, los participantes compartieron sus testimonios, expresando gratitud y renovado entusiasmo por adoptar la EdC como una forma de vida. Y después de esta vivencia post-escuela, nos queda arraigada la convicción de que la EdC no solo promete un futuro alentador, sino que cada día contribuye a edificar un mañana luminoso que apenas empezamos a entrever.
La Escuela no solo fue un evento aislado, sino el inicio de un viaje de continuo aprendizaje, crecimiento y colaboración. Invitamos a todos a seguir forjando alianzas, explorando oportunidades y construyendo juntos un futuro solidario. ¡Sigamos caminando hacia un mañana lleno de luz y comunión!