Fidelidad, perseverancia y transparencia en todas las relaciones. Esta es la herencia del primer empresario de EdC de Corea del Sur, Jacobo Kim Shin Hyeok.
Comisión de EdC de Corea del Sur.
“El propietario de la empresa es Jesús y su gestión debe ser siempre transparente. Así debe ser a todos los niveles de la economía, a nivel personal y a nivel colectivo”. Jacobo Kim, Shin Hyeok, uno de los pioneros de la EdC en Corea del Sur quiso permanecer siempre fiel a estos principios. Jacobo nos dejó el pasado 28 de abril, tras una larga enfermedad que ha durado más de veinte años, desde que un ictus le obligó a vivir en una silla de ruedas y con un uso limitado de la palabra.
Una breve biografía: Jacobo nació en 1943, y a los 14 años se bautizó en la Iglesia Católica, introduciendo a toda su familia en el cristianismo, cuando los católicos eran una minoría en el pueblo coreano. En 1967, antes incluso de la llegada del primer focolar a Corea (en 1969), conoció el Movimiento de los Focolares. En 1970 se casó con Caritas, con quien ha tenido cinco hijos, uno de los cuales ya está en el paraíso. En 1974, Jacobo fundó “Seo-Kwang-Sa”, una editorial especializada en la publicación de libros de filosofía. En aquellos años, en Corea, la filosofía no era muy rentable, pero Jacobo se mantuvo fiel a su decisión y con el tiempo consiguió publicar en coreano muchos textos fundamentales de filosofía. La editorial fue obteniendo cada vez más reconocimiento, hasta que, durante la “Jornada nacional del libro 2018”, el Presidente de la República la premió como “Editorial del año”.
Jacobo siempre sintió el deseo de seguir fielmente las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia y de contribuir a la democratización de su país. Cuando en 1991 Chiara Lubich lanzó la Economía de Comunión, se entusiasmó e inmediatamente se adhirió al proyecto. Comenzó a reunir a los empresarios del Movimiento para vivir junto con ellos la EdC. Andrea Lee, Juen-Young, uno de los muchos empresarios a los que ayudó Jacobo, le recuerda de este modo: “Jacobo contaba sus experiencias con los empleados de la empresa, y siempre me impresionaban sus testimonios. Me enseñó a separar bien las finanzas de la empresa de las personales del empresario, y me sugirió que dispusiera de un fondo para posibles crisis económicas de la empresa que pudieran presentarse en el futuro. Siguiendo sus sugerencias, doté un fondo para emergencias del que la empresa se ha beneficiado a lo largo del tiempo, superando algunas crisis económicas durante estos años”.
En junio de 1992, la editorial tuvo que hacer frente al déficit más grande desde su fundación, y a Jacobo le vinieron a la mente las palabras de Chiara Lubich cuando lanzó la EdC: “La gestión de las empresas de la EdC debe ser confiada a personas competentes, capaces de hacerlas funcionar eficazmente y de obtener beneficios”. Para mejorar las cuentas, Jacobo repasó todas las partidas detalladamente y encontró algunos gastos que podía recortar: la solución era incómoda tanto para él como para sus empleados, pero al final del año la empresa obtuvo algunos beneficios y por primera vez Jacobo pudo contribuir con una cantidad a la EdC, además de dar una paga extra a sus empleados. Unos meses después se descubrió que un proveedor de la empresa había puesto un precio equivocado a determinado producto durante un año entero, y reembolsó una cantidad muy parecida al importe que Jacobo había destinado a la EdC. A Jacobo esto le pareció un céntuplo y desde aquel día Seo-Kwang-Sa siguió dando fielmente su aportación al fondo de la EdC cada año.
En diciembre de 1999 Jacobo tuvo un ictus y desde entonces ya no pudo moverse ni hablar como antes. De este modo comenzó su largo y personal via crucis, que ha durado más de veinte años, con el amoroso acompañamiento de su mujer Caritas y de toda su familia. Caritas asumió la gestión de la empresa en su lugar y siguió viviendo la EdC como antes, tomando siempre las decisiones con Jacobo. Estos últimos meses, las condiciones de salud de Jacobo empeoraron y tras algunas fases dolorosas, el pasado 28 de abril partió serenamente hacia el cielo, acompañado por toda su familia. Lo anunció Maria Voce (Emmaus), presidente del Movimiento de los Focolares: “Jacobo Kim fue el primer empresario que puso en práctica los principios de la Economía de Comunión en Corea. Los acogió como una clara respuesta a su deseo de dar a los demás y se mantuvo fiel, compartiendo incluso en los momentos de crisis económica”.
A pesar de las limitaciones impuestas por el coronavirus, muchas personas han querido dar el último saludo a Jacobo, como Fedes Im y Amata, los dos empresarios responsables de la EdC en Corea. Lo recuerdan con estas palabras: “Jacobo ha sido un verdadero ejemplo para todos nosotros; ha sido un verdadero pionero. Ha puesto cimientos sólidos para la EdC en nuestro país”.