Encerrado, pero no quieto. Desde hace tres semanas que el empresario brasileño Armando Tortelli permanece en su casa, pero su esfuerzo y trabajo han incluso aumentado.
Lourdes Hercules
Desde hace 30 años Armando Tortelli es propietario de AP Medical Produtos, una empresa dedicada al suministro de productos médicos hospitalarios. Con 63 años de edad, los amigos y conocidos de Armando le cuestionan por qué continúa trabajando. Él responde: Yo siento el deber de dejar un legado a través de mi empresa, una empresa de Economía de Comunión, con hombres nuevos que ya fueron formados, con profesionales que entran en esta cultura, con valores. Pero también por ser la respuesta a quien necesita del trabajo.
La Organización Internacional del Trabajo alertó recientemente que un aproximado de 25 millones de personas podrían perder su empleo a causa de la crisis generada por la pandemia del coronavirus. En Brasil la cifra actual de desempleados es de 12 millones, pero con altas probabilidades de que aumente en las próximas semanas. Ante esta situación, Armando siente aun más fuerte el compromiso de sostener y mantener en pie su empresa. “¿Qué hago como empresario? – se cuestiona – no podemos parar. Creo que tengo que salvar mi empresa para ser una respuesta para las personas. Ya hemos pasado otras crisis, pero nunca una como esta. Estoy en mi casa, pero desde ya estoy pensando en formas creativas para trabajar después de la crisis. Paso los días pensando en soluciones – y repite - ¡No podemos parar! Este es un mensaje que debe llegar a otros empresarios”.
Pero el tema del empleo no es el único reto ante el cual se enfrenta Armando. AP Medical es una empresa dedicada al ámbito de la medicina, y en estos momentos tiene una gran demanda de productos básicos para combatir el coronavirus. Además de la demanda, también crece la especulación sobre productos como mascarillas y desinfectantes a base de alcohol. “Me preguntaba: en esta situación, como emprendedor de Economía de Comunión, cómo puedo testimoniar aquello en lo que creo y por lo cual vivo. Decidí entonces de no adoptar los precios que rondaban en el mercado y estoy vendiendo mis productos con precios hasta 50% más baratos respecto a la competencia. AP Medical es una pequeña empresa, no es capaz de incidir de manera significativa en el mercado, pero yo igualmente me comprometo a hacer bien la parte que me toca.
En estos momentos de pánico generalizado, también en Brasil las empresas sanitarias practican precios superiores, de hasta el 500% respecto al periodo previo al Covid-19 para aumentar sus ganancias. El país ha sufrido la desvalorización de su moneda local respecto al dólar y esto también ha incidido fuertemente, una gran parte del aumento de los precios es por especulación.
En este periodo hago la experiencia de no aprovecharme de la fragilidad de la gente. Busco en todo Brasil los productos para que las personas encuentren lo que requieren. Tenemos que hacer llegar estos productos a tantos que lo necesitan – comenta Armando y agrega - he tenido la oportunidad de platicar con otras empresas de insumos médicos y trato de hacer el llamado de vivir la experiencia de solidaridad en estos momentos. Un diálogo construido”.
Su trabajo como empresario lleva una huella imborrable que salta a la vista de muchos. Es así como incluso nació una importante colaboración con personas involucradas en el gobierno de su estado, un ámbito en donde le ha sido posible poner a disposición sus conocimientos sobre el mercado de productos sanitarios. Armando fue convocado para formar parte del comité de crisis, en donde su atribución es conseguir expertos en insumos de los cuales necesita el Estado para afrontar la emergencia: recientemente fue el puente entre una empresa china que está dispuesta a proveer los productos necesarios que el gobierno necesita, el cual posteriormente evaluará la adquisición. Armando resalta: “Trato de hacer un trabajo voluntario en el que pongo mis conocimientos al servicio del gobierno y de las personas, del bien común“.
Una empresa bien cimentada
“Estamos viviendo como absolutos desconocidos. Tiempo atrás, nadie podía imaginar que estaríamos viviendo esta catástrofe. De un momento a otro nos sentimos prisioneros de un virus pequeñísimo” señala Armando. Pero, la adversidad no es sinónimo de derrota. Son precisamente los momentos difíciles los que le recuerdan que ya en los años 90 la Economía de Comunión parecía una utopía y con el paso del tiempo se ha demostrado que es una realidad. Pero indica que esto no fuera posible sin el carisma de Chiara Lubich, que inundó la vida de muchísimos empresarios. “Ser empresario de Economía de Comunión trae dificultades, como a cualquiera, pero sobre todo trae beneficios y crea raíces profundas”, concluye.
