Tercera entrevista en vídeo de la serie "Flashes of Life & Roots": el protagonista es el empresario italiano y "pionero" de la Economía de Comunión Alberto Ferrucci
¿Cuál es el objetivo del proyecto Flashes of Life & Roots? Si hemos decidido entrevistar a una serie de empresarios que son "pioneros de la EdC", es para recoger las "perlas preciosas" contenidas en las experiencias de aquellas personas que, en distintas partes del mundo y en contextos culturales diferentes, han respondido de forma radical a una vocación común: la de dar vida -con su vida- a la Economía de Comunión.
Las historias de los pioneros son frutos de un mismo árbol, alimentado por las mismas raíces... Conocer sus historias nos permite saborear cuán diferentes pueden ser las expresiones de una misma vida, con formas distintas pero un aroma común. La intención de esta serie de entrevistas es, por tanto, alimentar y animar a quienes, en el presente y en el futuro, se sienten llamados a poner en práctica con su vida la Economía de Comunión. Es decir, frutos que se convierten en semillas para generar nueva vida en sus múltiples expresiones.
El tercer protagonista de nuestra serie de entrevistas es el empresario italiano Alberto Ferrucci que, al nacer la EdC en 1991, presidía la Oficina Internacional de Economía y Trabajo del Movimiento Humanidad Nueva, un primer organismo del Movimiento de los Focolares que, desde 1984, tenía la tarea de intentar encarnar el Carisma de Chiara Lubich en el campo de la Economía y el Trabajo. Alberto nos habló de los inicios de la Economía de Comunión cuando le dio a Chiara Lubich la disponibilidad para seguir su desarrollo y ella quedó encantada. A partir de ahí empezó a interesarse por construir concretamente la Economía de Comunión, primero en Brasil, donde nació, y en Argentina, donde se difundió enseguida: allí fue cada año durante 10 años, para seguir el desarrollo de los Polos que habían nacido entretanto. Así nació ESPRI , la sociedad anónima propietaria del Polo Spartaco (hoy, con sus 5.000 afiliados, es la sociedad brasileña con mayor número de accionistas) y UNIDESA, la sociedad propietaria del Polo Solidaridad argentino. Para Alberto, enseguida fue muy importante sentar las bases civiles de los logros que se derivaban de la EdC, poniendo mucho cuidado en crear estatutos bien redactados, para distinguir bien las esferas (la religiosa del Movimiento de los Focolares de la civil de la Economía de Comunión).
En aquellos años la Economía de Comunión, por su concreción, había atraído la atención mundial y Chiara Lubich recibió muchos premios (entre ellos varios títulos honoríficos). En una de estas ocasiones, con Tommaso Sorgi, había acompañado a Chiara al Parlamento Europeo de Estrasburgo y ella había pronunciado su discurso. Una eurodiputada, recuerdo que no era italiana, se levantó y dijo: «¿Pero cómo podemos creer que este tipo de economía puede prevalecer sobre la economía de mercado?». Habló de ella como si fuera una economía extraña. Y Chiara me dijo: «Alberto, responde tú». Y yo respondí muy sencillamente que lo que propone la economía de comunión no tiene nada de extraño. Es lo que todos vivimos en nuestra familia. ¿Quién de nosotros en su familia no es más feliz haciendo un regalo a un niño en lugar de comprarse algo para sí mismo? Hay más alegría en dar que en recibir. Y al ver feliz a la otra persona somos más felices que si tuviéramos algo más para nosotros. Así que si aplicamos esta manera de hacer las cosas en el mundo del trabajo, aquí no nos dividimos pensando de maneras diferentes, fuera y dentro de la familia. Así que muchos años después de esa respuesta hoy diría que no sólo esta economía nos hace más felices, y no nos divide como personas, sino que también es la única manera de sobrevivir como planeta.
Soy experto en el sector energético y veo en la aceleración del cambio climático en los últimos años, -mucho más rápido de lo que se preveía- una razón que, en mi opinión, tiene mucho que ver con Estados Unidos y, desgraciadamente, también con Argentina. Es decir, el hecho de que el petróleo ya no se extrae perforando el suelo para encontrar el yacimiento, sino triturando las rocas para romperlas y sacar el petróleo y el gas que hay disuelto en ellas. Ahora bien, este sistema es mucho más perjudicial que el otro: al perforar el suelo, el petróleo sale por la tubería y va a parar al yacimiento. En cambio, si perforas un kilómetro de profundidad en la roca, no sólo creas terremotos (ha habido terremotos incluso en Oklahoma, que nunca ha tenido un terremoto), sino que, sobre todo, el metano que se libera no va todo a la tubería que se supone que lo recoge, sino que va a la capa freática y luego se libera a la atmósfera. Y el metano en la atmósfera es 80 veces más perjudicial para el clima que el dióxido de carbono. Y luego ocurre, sobre todo en Estados Unidos, que cuando una empresa que hace la perforación fracasa, o el pozo ya no es lo suficientemente productivo, se abandona. Entonces, también, el metano sale del agujero del pozo sin ser recogido.