El profesor Stefano Zamagni, promotor de la Economía Civil y co-fundador de la Escuela de Economía Civil (SEC), será el primer académico italiano en ocupar el cargo
Entrevista de Antonella Ferrucci
Aunque todavía no se ha hecho oficialmente público, la noticia lleva días circulando: el economista Stefano Zamagni será el próximo presidente de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, instituida por Juan Pablo II en 1994 y formada por 40 académicos. Esta Pontificia Academia promueve el estudio y el progreso de las ciencias sociales, principalmente la economía, la sociología, el derecho y las ciencias políticas, para ofrecer a la Iglesia elementos con los que desarrollar su doctrina y reflexionar sobre la aplicación de la doctrina misma en la sociedad contemporánea. Entrevistamos a Stefano Zamagni, recién nombrado presidente por el Papa Francisco..
Profesor Zamagni, ¿cuál ha sido su primera reacción cuando ha recibido la noticia?
Al principio pensé que se trataba de una broma tardía de carnaval. Primero recibí una llamada telefónica y apenas un par de horas después un documento – escrito en latín y firmado por el Papa – en el que se me comunicaba el nombramiento. Entonces me di cuenta de que no era ninguna broma. Ciertamente, no me lo esperaba… Si no, me habría preparado de alguna manera. Ahora tengo que recuperar toda una serie de conocimientos que una persona que no ocupa este cargo no está obligada a tener. Empezaré por un estudio detallado de los estatutos.
Tras la sorpresa, ¿qué ha pensado con respecto a los motivos que han impulsado al Papa a elegirle a usted?
Ciertamente me he preguntado cuál es la ratio de una decisión como esta y he llegado a la conclusión de que mi nombramiento está relacionado con el enfoque teológico-filosófico del Papa Bergoglio – el “realismo histórico” – que es diferente del de sus predecesores.
¿Puede explicarnos mejor esta idea?
Mientras que otros papas daban mucha importancia al enfoque top-down, es decir el que hace derivar de los primeros principios de la teología católica toda una serie de consecuencias de orden práctico, este Papa se mueve al revés, es decir parte de la constatación de lo que ocurre en el mundo – por eso se llama realismo histórico – y a partir de ahí, a la luz de los principios cristianos, intenta no solo realizar una lectura sino también sugerir líneas de acción. Si nos fijamos en los documentos escritos por el Papa, como en su encíclica Laudato Si’, vemos que en la última parte siempre hay un capítulo titulado “Líneas de acción para…” Antes del Papa Francisco no era así; nos limitábamos a una lectura de las “Res Novae” y a una interpretación, sin llegar a sugerir ninguna acción. Esta forma de actuar del Papa es una consecuencia de la metodología que siempre ha seguido. Dicho esto, puedo entender que el Papa haya elegido un economista que dialoga con otras disciplinas, sobre todo con la sociología, la filosofía y la psicología, pero a partir de la consideración de los problemas que afligen a nuestras sociedades de hoy. Dicho con otras palabras, la impostación del realismo histórico exige una Pontificia Academia que facilite no solo una buena elaboración de los principios sino que además se atreva a señalar líneas de intervención.
¿En qué ámbitos podrán incidir las indicaciones de la Pontificia Academia?
Hay muchos ejemplos, todos ellos muy importantes para este momento histórico, como la cuestión del medio ambiente, o las finanzas internacionales. El pasado mes de mayo salió un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe precisamente sobre cuestiones financieras. Fue la primera vez en 2000 años, puesto que se decía: “la Doctrina de la Fe debe ocuparse de la fe”. Hoy, en cambio, se ha ocupado de las finanzas especulativas. Otro ejemplo: la larga entrevista que el Papa Bergoglio concedió hace algunos meses al Sole 24 ore. ¡Un papa que concede una entrevista al principal periódico económico italiano! La entrevista fue traducida a todos los idiomas y fue objeto de discusión. Otro problema de estos tiempos, que le importa mucho al Papa, es la trata de seres humanos, un fenómeno que aumenta año tras año. Ya no basta decir: “es un pecado”, hay que tener el valor de denunciar y proponer líneas de acción. En conclusión, en mi opinión, con este nombramiento el Papa quiere dar a los trabajos de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales una dirección de marcha que tienda a dar importancia no solo al “factum” (lo que ya se ha hecho) sino al “facendum” (lo que se ha de hacer), demostrando de este modo que ha comprendido que no solo para los cristianos sino también para los hombres de buena voluntad, ya no es tiempo solo de denunciar, sino que es necesario pasar a la acción.
