#OPLAStories – “Estamos aquí por ti, no estás solo”: cuando del compromiso en comunidad nacen cosas inesperadas
Tainã Santana para OPLA Team
Es una helada mañana de domingo en Skopje, Macedonia. Se acerca la navidad y, como todos los años, la comunidad focolar de Skopje, junto a una organización local, se preparan para distribuir dulces a las personas de calle de la ciudad. El día anterior algunas personas de la comunidad se encontraron para prepararlos, pensando: “no tenemos mucho para dar, pero hacemos lo que podemos”.
Dejan, un chico que recibió el año pasado la ayuda de EdC para poder ir a la escuela, fue invitado a dar una mano en la preparación de los dulces, pero quedó algo desconcertado: “yo no sé hacer esas cosas, no creo que pueda realmente ayudar”. Pero al final las ganas de dar algo lo convencieron, y lo hizo con alegría. Hacia el cierre de la jornada estaba muy feliz, y hasta llegó a decir: “quién sabe, tal vez cuando sea grande sea cocinero”. Por la noche todo estaba listo, se habían preparado 290 paquetes, que serían repartidos en la mañana siguiente.
El domingo a la mañana toda la comunidad se juntó en el punto de encuentro, donde con las otras organizaciones se empezó a recibir a la gente que iba llegando. Se pasó tiempo con ellos, y de ese estar juntos empezaron a surgir varias historias de vida compartidas. Ana, trabajadora de OPLA y participante de esta acción, escribe:
“Emocionante. Cuántas historias de vida. Una abuela judía que vino con su nieta por comida caliente, muy contenta y agradecida, me cuenta que hace algunos años quiso suicidarse y que la salvaron las hermanas del Madre Teresa. Luego se me acercó un hombre al que vamos a ayudar a pagar la factura de la electricidad, una persona digna con la esperanza de que llegará el tiempo de una vida mejor. Otro hombre, que vino a almorzar, se acerca con algo en la mano y lo entrega: un dulce que quiere compartir para expresar su gratitud. Por último, una señora viene hacia mí, le doy el paquete de comida, y me pregunta si por casualidad tenemos guantes, por el frío que hace: tiene las manos congeladas. Saco mis guantes del bolsillo y se los doy. Qué felicidad”.
Matea, una niña que está ahí para ayudar, coge uno de los paquetes y escribe por encima: “estamos aquí por ti, no estás solo”. Conmovedor. En esta ocasión trabajaron juntos católicos, ortodoxos y musulmanos, un hecho para nada evidente en un contexto de tanta división. Una verdadera experiencia de comunidad, que involucró a varias generaciones, personas de iglesias diferentes y en situaciones diferentes. Es la comunión -y las ganas de concretarla- lo que ofrece la ocasión para juntarse y caminar con los que lo necesitan.
¿Qué nos enseñan las experiencias de Dejan, Ana y Matea? Que del compromiso en comunidad, cuando nos reunimos y observamos las situaciones de necesidad alrededor nuestro, pueden nacer cosas inesperadas. Todos tenemos algo para dar, incluso cuando pensamos que no.
¿Quieres vivir tú también esta experiencia? ¿Qué esperas? Mira en torno a ti, moviliza tu comunidad y caminen juntos. También nosotros, en OPLA, estamos para ti, no estás solo.