Luigino Bruni, economista, ensayista y periodista italiano, recuerda al Papa Benedicto XVI - Joseph Ratzinger el día de su partida.
Luigino Bruni
publicado en Prima Pagina online el 31/12/2022
Benedicto XVI nos dejó el último día del año. Un día especial, destacable, como lo fue su vida. El Papa Benedicto XVI y el hombre, el profesor y el sacerdote Joseph Ratzinger han convivido en casi diez años de pontificado. En general, la valoración moral de una existencia no se da ni por la suma ni por la media de todos los momentos de la vida; casi siempre, sobre todo en la vida de mujeres y hombres con una tarea que cumplir, el sentido de la existencia depende de pocos actos. A veces por un solo acto decisivo: el que revela nuestro destino.
No ha sido fácil la actividad pastoral y teológica de Joseph Ratzinger. Hombre del concilio, fue su intérprete y su protagonista, pero tuvo que atravesar luego la mayor crisis de la Iglesia desde la Edad Media: la posmodernidad y, por tanto, el fin de la Christianitas (que ni siquiera el concilio había captado). Las crisis, los miedos, las incertidumbres y las ambivalencias de Benedicto XVI eran las de su Iglesia. Una Iglesia a la que amaba más que a sí mismo, y ese acto extraordinario de renuncia (muy similar al de Celestino V), hizo de su pontificado algo grande.
Un gesto decisivo se destila de toda una vida, no es nunca un acto aislado. Porque con ese gesto introdujo a la Iglesia, sin saberlo, en la posmodernidad: como pasa raramente en la historia, se teme con la razón algo durante toda la vida, y luego un gesto logra que la carne haga lo que el logos no sabía hacer. Esa renuncia puso fin a la visión sagrada del papado, lo devolvió a su dimensión evangélica de servicio y cambió así la historia de los papas futuros.
Y volviendo Joseph Ratzinger después del Papa Benedicto XVI, nos dijo, sin decirlo, que cada hombre es más grande que su propio destino. Así que murió como había nacido: Joseph, Adán, hijo de la tierra, como todos. No es fácil dejar la tierra con el nombre con el que llegamos, llevándonos como dote todos los otros nombres del camino.
Gracias Papa Benedicto, gracias Joseph Ratzinger: gracias por el inmenso amor a la Iglesia, gracias por haber sabido retirarte como un hombre verdaderamente humilde. Gracias por Caritas in Veritate, quizá la encíclica papal con las palabras más buenas y lindas sobre la economía. Y gracias por haber custodiado el evangelio, por haber custodiado una voz.
Feliz vuelo padre, feliz vuelo hermano.
Foto: Vatican News