“Dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos .... " (Lc 2-7).
Pero, ¿realmente ese niño tenía que venir al mundo ahí fuera, en un establo?
Si en ese momento hubiera pasado por allí un joven que volvía del trabajo, tal vez le habría dicho...
A todos los que trabajáis por un mundo mejor y seguís creyendo que la economía puede ser una experiencia de comunión con la pobreza, os deseamos que esta Navidad -y luego todos los días del nuevo año que se abre- sea ocasión de encuentro profundo con quienes, cerca o lejos, sufren y luchan por la paz y la justicia, y que se fortalezca en nosotros el compromiso de compartir, de dar y recibir, hasta que haya comunión en todas partes.«¿Pero cómo? ¡No podemos dejarte aquí en el frío! Ven conmigo.
Nadie debe quedarse fuera. No tengo mucho que ofrecer, pero te haré un hueco.
Me gustaría crear un hogar para todos aquellos a los que el mundo no acoge.
Me gustaría recoger las lágrimas de todos los que lloran para hacer florecer el desierto... este es mi sueño, el sueño de tantos de nosotros, los jóvenes.
Mientras recojamos las lágrimas, creemos que aún habrá esperanza para nuestra tierra.... »
La Comisión Internacional EdC