Con motivo del 31º aniversario de Economía de Comunión, ha salido el 1º Boletín del Observatorio de la Pobreza Leo Andringa.
di Antonella Ferrucci
¿Qué contribución específica hace la EdC al primer objetivo de la agenda global 2030, que es: ¿"Erradicar la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo"? El Observatorio OPLA de la EdC se creó en 2016 precisamente con el objetivo de responder a esta pregunta.
¿Qué ocurre cuando la pobreza se une a la comunión? ¿Qué efectos surgen cuando hay una conexión entre la vulnerabilidad y la oportunidad?
Entre octubre de 2019 y abril de 2020 OPLA realizó una encuesta consistente en cuarenta entrevistas a otros tantos actores de la EdC de todo el mundo con el objetivo de comprender más objetivamente, a través del relato de las prácticas surgidas en estos más de 30 años, qué aportaciones ofrece la EdC a la causa de la erradicación de la pobreza que motivó su nacimiento en 1991 ("...no descansaremos mientras haya pobres entre nosotros...", Chiara Lubich, 30 de mayo de 1991). El Boletín OPLA nº 1 que aquí se publica pretende resumir los principales resultados obtenidos de estas entrevistas y de otras experiencias recibidas posteriormente.
Te damos una muestra de lo que surge.
La encuesta del OPLA señala que la EdC tiene un "modus operandi" caracterizado por ciertos valores fundamentales. En estos valores y en la variedad de soluciones y prácticas que se han puesto en marcha, podemos empezar a vislumbrar la contribución específica de la EdC a la construcción de una nueva economía y de nuestra economía de comunión, nacida para que "no haya más necesitados entre nosotros", en palabras de Chiara Lubich.
Un primer hecho que se desprende de la encuesta es el principal fenómeno que se produce cuando la pobreza se encuentra con personas y organizaciones que forman parte de la economía de comunión: la comunión se realiza. Todos tenemos la experiencia de la comunión y cada uno de nosotros puede definirla de manera única y particular.
OPLA ha tratado de identificar, a partir del análisis de los relatos de quienes lo han vivido, los elementos recurrentes que se encuentran en nuestras experiencias de comunión, para poder evaluar y medir mejor el impacto de nuestras acciones y el uso de nuestros recursos.
Tomando también como referencia los procesos de escucha vividos en Brasil en los últimos años, se comprendió que la comunión podría definirse como una cultura del encuentro, capaz de generar conexión y compartir intenciones, talentos, dones y recursos con el objetivo de construir un sentido de comunidad global más fraterno, justo y equitativo.
En las experiencias analizadas se identificaron cuatro elementos que constituyen la vida de la EdC en el mundo, a pesar de la diversidad cultural que nos caracteriza: el valor del trabajo; la cultura del encuentro; el sentido de comunidad global; la conexión entre vulnerabilidad y oportunidad, es decir: la comunión en la vida y en la economía, de intenciones, dones, talentos y recursos.
El valor del trabajo
La EdC considera que el trabajo es la contribución esencial de todos para construir y mejorar el mundo. A través del trabajo las personas pueden sentirse útiles, dignas, pueden sentir que hacen su parte por la sociedad y que viven para algo más grande que ellas mismas. El trabajo, por tanto, tiene una dinámica de dos niveles: personal y comunitario. Uno hace algo por la comunidad, y al hacerlo se realiza plenamente como persona.
La cultura del encuentro
El encuentro. El potencial del ser humano proviene de la cultura del encuentro. Esta es una de las piedras angulares de la EdC. El encuentro siempre se produce entre personas que, en el encuentro con el otro, descubren quiénes son. Porque el otro actúa como un espejo, en contraste con el otro uno puede entender claramente sus propias características, y por lo tanto su propio potencial y fragilidad, dándose cuenta así de que uno puede ser un regalo para el otro. A través de la promoción de estos encuentros, la EdC pretende establecer una verdadera cultura del encuentro, que apuntale el cambio de paradigma socioeconómico en el que se basa.
El sentido de la comunidad global
A menudo hablamos de inclusión. Sin embargo, decir que se incluye a alguien supone que ese alguien viene de fuera de un grupo concreto: sólo se puede incluir lo que está fuera. Por tanto, la EdC asume que todos formamos parte de una comunidad global, que nos concibe como interconectados e interdependientes.
La conexión vulnerabilidad-oportunidad
Hablamos de Economía de Comunión. Pero, ¿qué significa la comunión? Nuestra cultura nos ha hecho tomar conciencia de la necesidad de luchar por restablecer la equidad social que queremos ver realizada, porque todas las personas merecen tener una vida digna. En este sentido, la comunión se realiza cuando hay un encuentro entre la vulnerabilidad y la oportunidad.
Hay que insistir en que no existe el dador y el receptor, sino que dentro de la dinámica de la EdC, cada uno puede ofrecer lo que tiene, lo que hace que no haya diferencia entre quien suele considerarse "el promotor" y quien es "el beneficiario".
Cuando creo que yo, como cualquier otra persona, necesito algo y al mismo tiempo tengo algo más que dar... cuando creo que yo, como cualquier otra persona, soy pobre y rico al mismo tiempo... ya no tengo miedo de encontrarme con la pobreza y ya no tengo miedo de herir la dignidad de los necesitados, porque no voy a ellos para ayudarles creyendo que soy capaz de resolver sus problemas, sino que voy a ellos desarmado, con mis manos desnudas, para estar con ellos, para escucharlos y para comprenderlos: ¿qué queremos y qué podemos hacer juntos para que nuestra vida florezca?
Enfrentarse a la pobreza de esta manera supone una revolución interior.
Para los que están acostumbrados a ayudar, a encontrar soluciones a los problemas de los demás, supone aceptar que son pobres, que necesitan a los demás, aceptar que no son imprescindibles. Implica aprender a callar, a no proponer soluciones antes de escuchar. Se trata de aprender a hacer el trabajo de la comadrona: acompañar a la madre en el momento más hermoso de su vida, el nacimiento de su hijo, y luego desaparecer. Ese niño no es suyo y la comadrona lo sabe, no ha nacido gracias a ella sino a la madre que lo ha llevado y ella lo sabe. Pero sin su compañía la madre, sola, no lo conseguiría.
Vivir para acercar la pobreza y la comunión supone esto: acompañar a las personas a su momento más bello, aquel en el que su vida florece y se desarrolla conjuntamente, en un movimiento en el que todos crecen en sincronía. Del encuentro entre la vulnerabilidad y la oportunidad, entre la pobreza y la comunión, nace una verdadera Economía de Comunión, donde todos somos iguales y capaces de construir juntos nuevas páginas de la historia humana.
El Boletín informa íntegramente de las principales experiencias recogidas de un lado a otro del planeta. Disfrute de su lectura.
Descargue aquí el pdf Boletín OPLA No. 1 (42.96 MB)