El 29 de mayo de 1991 nacía en Vargem Grande Paulista (SP) la Economía de Comunión. El mismo día y en el mismo lugar nació también la Escuela Aurora, proyectada por un pequeño grupo de educadores que apostaron por la fuerza de la educación para un mundo más justo y fraterno.
Publicación en edc Brasil el 18/11/2021.
Los primeros pasos de la Escuela Aurora se dieron ese mismo año. Sus fundadoras fueron un grupo de educadoras que, aun viniendo de concepciones pedagógicas distintas (incluso antagónicas), no dejaron que las diferencias fueran un obstáculo para alcanzar un objetivo más grande: la creación de una escuela comprometida en compartir recursos para erradicar la pobreza y para difundir la cultura de la unidad con las generaciones futuras. Decidieron que en la escuela todo se planificaría y realizaría en un clima de colaboración y comunión entre ellas.
“Esto nos exigía actitudes como saber escuchar, compartir las propias ideas con apertura y desapego para acoger las ideas del otro y, sobre todo, volver a empezar cada vez que fuera necesario", nos cuenta Hilda Cristina Manarelli, más conocida como Dinha, una de las primeras profesoras de la Escuela Aurora, socia desde 1998 y actual directora.
30 AÑOS NO SON 30 DIAS
En las últimas tres décadas, el intercambio de ideas y experiencias y la cultura del diálogo entre el profesorado, los estudiantes y las familias han contribuido a poner en práctica los objetivos marcados al principio.
“La experiencia inicial ha forjado todo nuestro estudio y ha influido en todas las realidades de la escuela, sobre todo en las relaciones. Y este clima perdura todavía hoy, permeando todo nuestro trabajo ".
Esta actitud ha caracterizado también los momentos más difíciles. En 2020, con la llegada de la pandemia del Covid 19, la escuela padeció una serie de problemas que se acumularon. La falta de asistencia y la baja de algunos estudiantes causó una disminución de los ingresos que interfirió directamente en los planes de inversión futuros. La directora pone de relieve que el ancla de salvación de Aurora ha sido precisamente afrontar juntos cada desafío.
Evitar despidos y mantener un diálogo abierto con las familias y el equipo de colaboradores eran los objetivos del momento. Y no se rindieron. La fe en las personas y en la comunión superó las expectativas y permitió invertir en nuevas tecnologías para mejorar el aprendizaje de los estudiantes en formato híbrido, lo que ha dado más seguridad a las familias.
"Tras un año y ocho meses de pandemia, Aurora tiene de nuevo el 100% de los alumnos en formato presencial, el centro funciona bien y, sobre todo, ha conseguido afrontar la crisis sin despedir a nadie, a pesar de la necesidad de reducir los costes", enfatiza Hilda.
RETOS Y ALEGRÍAS
Ciertamente Aurora ha atravesado momentos de dificultad, sobre todo crisis financieras. Dinha afirma que en algunos momentos dudaron de poder mantener la escuela abierta, pero también que las adversidades han sido cruciales para su maduración como emprendedoras y para la propuesta pedagógica. "Estos momentos de nuestra historia son preciosos".
Pero en estos años no ha faltado nunca la alegría. Es frecuente recibir llamadas y visitas de exalumnos que demuestran lo que ha aportado a sus vidas la enseñanza que han recibido. Un caso reciente es el de un exalumno con discapacidad que nos ha contactado para decirnos que toda la formación que ha recibido se la debe a la Escuela Aurora. Ha expresado un gran agradecimiento a todo el equipo que trabajó en aquel momento, citando a cada uno de sus componentes.
Nos ha llegado otro comentario positivo de un exalumno que ahora trabaja en una universidad y coordina varios equipos de distintos proyectos. Al preguntarle cómo es capaz de moverse tan bien entre diferentes equipos, su respuesta fue "los que han estudiado en la Aurora School saben cómo hacerlo, porque todo es relación y allí lo aprendemos".