De nuestra historia: la amistad entre los empresarios de EdC y los jóvenes.
Antonella Ferrucci
Es 31 de mayo de 1991 y apenas han transcurrido dos días desde el lanzamiento de la EdC. Chiara Lubich habla a los jóvenes brasileños de su idea y les encomienda una gran responsabilidad: para resolver el problema de la pobreza hace falta “la comunión de bienes” y ellos – jóvenes y generosos por naturaleza – están destinados a ser los protagonistas del proyecto que acaba de nacer. A ellos les corresponde la tarea de difundir el estilo de la comunión (inmediatamente con tesis académicas y después creando empresas), siendo verdaderos “revolucionarios de la comunión en la libertad”.
Los empresarios de EdC y los jóvenes se han atraído siempre, como imanes. Conservo un recuerdo personal: en 1997 se celebraba en Castelgandolfo uno de los primeros congresos internacionales de la EdC, con la presencia de los primeros empresarios. En aquella época, yo tenía relación con los jóvenes que empezaban a escribir sus tesis de grado sobre la EdC. Muchos solicitaban entrar en contacto con los empresarios para entrevistarlos o realizar prácticas en sus empresas. En un tiempo en que la comunicación aún se realizaba “por carta”, inventé una especie de módulo con los datos mínimos necesarios para recoger las disponibilidades y comencé a buscar empresarios. De este modo tuve la oportunidad de conocer a muchos de los “pioneros”, con los cuales sigo teniendo amistad.
En 2003, el ofrecimiento de prácticas comenzó a adquirir una forma más organizada a partir de los Estados Unidos y Brasil, por iniciativa del empresario John Mundell. La experiencia todavía continúa. Desde entonces han pasado por la empresa Mundell & Associates (por un periodo de uno a seis meses – dos o tres de media) unos 70 jóvenes de 15 países. Es otra oportunidad, en sinergia con las escuelas de EdC, para formar a los jóvenes en la comunión. “Hemos tenido hasta cuatro jóvenes en prácticas a la vez – cuenta John -. Trabajan en la empresa según sus competencias: comunicación, IT, marketing, ingeniería, economía. Desde el principio saben que tienen que imaginar la empresa que podrían poner en marcha con una cultura al estilo de la EdC: darle un nombre, presentar un mini plan de negocio, desarrollar la misión y la visión, lanzar la actividad".
Pero esto no es todo. Durante las prácticas, los jóvenes tienen que cuidar las relaciones y colaborar con la comunidad: “Mientras están aquí, los jóvenes en prácticas participan en un evento comunitario que ayude a la ciudad de alguna manera, y desarrollan relaciones locales fuera de la empresa. Proponen un proyecto que ayude a mejorar la empresa de EdC. Participan y conocen a los empleados y a otros jóvenes en prácticas y organizan cenas y encuentros de intercambio cultural. Aprenden a cocinar y a cuidar sus casas. Además, se les pide que trabajen en algunos proyectos para ayudar a la EdC global. Para muchos – concluye John – esta es su primera experiencia de “trabajo” y por tanto no les resulta fácil al principio levantarse cada mañana y trabajar todo el día”.
Esta formación deja huella: muchos siguen en contacto después de terminar las prácticas. Escribe Raiana Lira, brasileña, una joven que hizo prácticas en 2015: "Esta experiencia definió mi vida. Me abrió los ojos y el corazón a la capacidad empresarial de cambiar positivamente el mundo. Después de aquello, orienté mi profesión hacia lo que se conoce como sector de impacto: un ecosistema de organizaciones no gubernamentales, gubernamentales y con ánimo de lucro que buscan dejar un impacto positivo en el mundo. Y la oportunidad de conocer la EdC, primero en Mundell y después en Anpecom, me abrió la posibilidad de vivir mi vida profesional con más propósito y significado".
Damos un salto en el tiempo y aterrizamos en la Mariápolis Piero, en Nairobi. Es el 31 de mayo de 2015 y han pasado 24 años desde que Chiara declaró el protagonismo de los jóvenes en la EdC. Estamos en la última mañana del congreso internacional Digamos sí a una EdC. Están presentes más de 300 empresarios de todo el mundo y 180 jóvenes de 27 países, que durante los días anteriores han vivido una intensa escuela para jóvenes de EdC “internacional y panafricana”. De aquella escuela salieron 45 proyectos empresariales, en los sectores más dispares, todos ellos inspirados en una necesidad concreta de sus comunidades, que se colgaron en las paredes de la sala. Vivir aquellos días juntos, jóvenes y empresarios – por una parte los sueños y por otra la concreción –creó una mezcla explosiva. En África, cuando nace un niño, toda la comunidad lo cuida para que pueda crecer. Lo mismo ocurrió con los proyectos nacidos en aquella escuela. Aquella mañana, mientras se repasaban los proyectos, se levantó un empresario y se ofreció a acompañar dos de ellos; después, otra, y luego otro más. En los folios colgados de la pared florecieron tarjetas de visita y comentarios como “quiero ser tu hermano”, “me gustaría apoyar tu proyecto como amiga”.
De este modo, inesperadamente y de forma espontánea, nació una colaboración que ha unido a empresarios de varias partes del mundo, en una ayuda recíproca, como hermanos. Veinticuatro años después del lanzamiento del proyecto, los “empresarios jóvenes” de los comienzos daban la mano a otros jóvenes. En aquella ocasión se comprendió que era necesario crear “incubadoras” especiales de nuevas empresas de EdC, no solo en África, sino en todos los continentes. Menos de un año después de aquello nacía la incubadora de EdC EoC-IIN que hoy cuenta con varios hubs de incubación en África, Europa y en todo el continente americano, de Norte a Sur, y cuyo desarrollo conoceremos durante el evento del 30º aniversario, el próximo 29 de mayo.
El congreso de Nairobi se cerró con un pacto especial firmado por todos los presentes, titulado “Una empresa no basta” que hoy vuelve a interpelarnos profundamente: “Prometo dedicar mi vida a ser apóstol de una Economía de Comunión y de este modo contribuir a un mundo más justo y fraterno, para que se realice el sueño más grande de Chiara (Lubich): "Que todos sean uno". Se comprende por qué “una empresa no basta” es también el título de la sesión del programa del 30º aniversario dedicada a los empresarios.