Daron Acemoğlu, ganador junto a Simon Johnson y James Robinson del Premio Nobel de Economía 2024, fue el protagonista del «EoF On Air Global Gathering», el IV encuentro mundial de The Economy of Francesco, en vivo desde Asís el 6 de octubre de 2023.
Andrea Fazio*
‘Bueno, si no lo gana este año, va a ser el próximo’. Esta es una de las frases que más escuché en los últimos años (y que también dije) hablando con colegas cuando se acercaba el día de la proclamación del Premio Nobel de Economía. O sea que el hecho de que Acemoğlu recibiera, tarde o temprano, el Nobel ya estaba escrito, pero la pregunta sobre el ‘cuándo’ a veces era tan apremiante que había riesgo de que suplantara la del ‘por qué’. ¿Por qué entonces Daron Acemoğlu, Simon Johnson y James Robinson ganaron el Nobel?
La respuesta más breve, fácil y difícil al mismo tiempo, es que estos tres autores tuvieron el coraje de poner en el centro del debate grandes preguntas, preguntas fundamentales a las que todavía no supimos dar respuestas definitivas. Pero estos interrogantes son ahora ineludibles, tanto para la comunidad científica como para la sociedad en su conjunto. ¿La democracia es realmente importante para el crecimiento económico de un país?, ¿quién decide cómo asignar y distribuir los recursos de una economía? Y, sobre todo, ¿qué consecuencias tienen a largo plazo estas decisiones?
Acemoğlu, Johnson y Robinson, con sus trabajos, trataron no sólo de dar algunas respuestas a esas preguntas, sino que sentaron las bases de nuevas reflexiones. La contribución más grande no fue, de hecho, cerrar el debate, sino más bien abrirlo de manera estructurada, obligando al mundo académico y político a confrontarse con estas cuestiones.
Sus investigaciones demostraron particularmente cómo las instituciones inclusivas, que permiten la participación política y económica de grandes sectores de la población, son fundamentales para garantizar el crecimiento económico sostenible. Este concepto se expuso con profunidad en el libro 'Why Nations Fail' (en español Por qué fracasan los países, 2012), donde Acemoğlu y Robinson sostienen que las naciones prosperan cuando las instituciones incentivan la competencia económica y la innovación, garantizando al mismo tiempo el respeto de los derechos individuales. Las instituciones extractivas que, por el contrario, concentran la riqueza y el poder en manos de unos pocos, obstaculizan el progreso, causando inestabilidad y estancamiento económico.
El análisis se extiende a la interacción entre instituciones y tecnología. Acemoğlu subraya que si bien la tecnología puede generar grandes beneficios, su impacto depende fuertemente del contexto institucional en el que se adopta. Las instituciones inclusivas facilitan la adopción de tecnologías que mejoran la productividad y aumentan el bienestar colectivo, mientras que las instituciones extractivas a menudo limitan esos beneficios a una élite estrecha. Esta relación entre instituciones, tecnología y desarrollo económico ha abierto nuevas perspectivas para comprender las disparidades de crecimiento entre los países.
In una reciente entrevista, concedida a Economy of Francesco, Acemoğlu
señaló que la sociedad moderna debe tomar decisiones determinantes sobre cómo usar la tecnología, distribuir los recursos y ejercer sus derechos. En un mundo cada vez más complejo, la capacidad de tomar decisiones conscientes sobre estos temas se vuelve fundamental para definir el futuro de la sociedad. La entrevista resalta una de las contribuciones más significativas de su pensamiento: la tecnología y la innovación, aún siendo fuerzas poderosas de progreso, deben ser orientadas por decisiones colectivas y responsables.
Quizás me equivoque, pero la sensación es que este Nobel no fue entregado por habernos dado respuestas definitivas, sino por habernos desafiado a enfrentar las grandes preguntas de nuestro tiempo y por habernos empujado a reconocer la importancia, hoy más que nunca, del poder de las decisiones.
Ilustración de Niklas Elmehed © Nobel Prize Outreach