Los mejores deseos de Anouk Grevin para el mundo de la EdC, en nombre de toda la Comisión Internacional
Queridos amigos de la Economía de Comunión,
Dentro de unos días celebraremos la Navidad. Últimamente, cada vez que pienso en lo que sucedió aquella noche de hace 2000 años, pienso en el hostelero que no dejó entrar a María que estaba a punto de dar a luz. Y me pregunto: ¿cuántas veces yo también he dejado de acoger a alguien necesitado? Cuántas veces, en lugar de ver el rostro de un hermano, de una hermana, vemos un problema, una molestia, un coste, una carga... O vemos, sobre todo, nuestra propia incapacidad, imposibilidad, inadecuación, los demasiados otros retos que ya tenemos que afrontar, las posibles consecuencias, nuestras prioridades, nuestras responsabilidades, las reglas que nos hemos impuesto para hacer bien nuestro trabajo y que nos impiden arriesgarnos... Tenemos mil razones para no abrirnos al forastero, para no arriesgar el encuentro, para no acoger lo que podría convertirse en un gran don.
Ciertamente, si hubiera sabido quién llamaba... ¡Me siento tan cerca de ese pobre hostelero que dejó escapar la mayor oportunidad de su vida! Y me pregunto: antes de que llegue la próxima, ¿cómo reaccionaré? ¿Seré capaz de pararme, mirarle a los ojos y preguntarme: ¿quién eres tú, que te presentas hoy ante mí? ¿Qué tesoro escondes tras tu pequeñez, tu pobreza, tu cara de extranjero? Si abro mi corazón, ¿quién sabe si Dios mismo no entrará en mi casa?
Jesús nos habló también de otro hostelero que, con su compañía, apoyó la acción de uno que había sabido hacerse cercano a un herido y le había cuidado con amor. Y quién sabe qué tipo de relación habrá nacido de la cercanía entre el hotelero y el hombre herido, qué tipo de experiencia de comunión habrán tenido juntos, cuánto habrá ayudado a su vez aquel hombre al empresario y le habrá llevado a cambiar la perspectiva de su empresa...
La economía excluye a menudo a los más pobres, pero también es capaz de ser un instrumento de proximidad, una mano que cura, un hogar acogedor para los necesitados. La empresa no es necesariamente el frío ámbito del interés, puede ser el espacio cálido de la acogida, de la proximidad, de la fraternidad. E incluso, a veces, cunas de artesanos de paz.
Os deseamos a todos una Navidad que reavive en nosotros, en nuestras familias, en nuestras empresas, en nuestros empleados y en todos los que se acerquen a nosotros, el amor y la fuerza para ser portadores de paz y esperanza para tantos.
Anouk Grevin con toda la Comisión Internacional de la EdC
Credits foto: © Mària Čalfovà