Stefano Comazzi y Emanuela Castellano se encuentran actualmente en Burundi siguiendo los distintos proyectos que AMU realiza en el país. La EdC contribuye a uno de ellos, el proyecto “¡Se puede hacer! – Microcrédito y microfinanzas comunitarias”.
Desde el pasado 12 de enero, Stefano Comazzi (Presidente de AMU) y Emanuela Castellano (Responsable para los proyectos en África) están visitando las comunidades burundesas donde se desarrollan los proyectos de AMU para verificar su realización. En la página de AMU están disponibles en tiempo real los diarios de viaje (con sus aventuras) y las comunidades visitadas, con videos y fotos. Aprovechamos la ocasión de este viaje para contar algo del proyecto que la Economía de Comunión contribuye a sostener en Burundi.
Burundi, el segundo país con mayor densidad de población de África, es también uno de los que tienen mayor índice de pobreza. Se encuentra en el puesto 185º de 189 países en el Índice de Desarrollo Humano (Informe 2019). Casi una familia de cada dos, unos 4,6 millones de personas, padece inseguridad alimentaria y más de la mitad de los niños están desnutridos (WFP, 2014 y 2016). Además, el acceso al agua y a los servicios higiénico-sanitarios es muy escaso y menos del 5% de la población está conectada a la red eléctrica (Banco mundial, 2016). La situación sanitaria del país, por otro lado, es preocupante, y la mayor parte de la población tiene que pagar directamente los cuidados sanitarios. Desde 2007, AMU y CASOBU acompañan a las familias burundesas en un programa de mejora de sus condiciones de vida interviniendo en varios ámbitos.
¡BIRASHOBOKA! En kirundi significa “SE PUEDE HACER” El proyecto AMU de microcrédito y microfinanzas comunitarias nace a partir de esta convicción. A pesar de las grandes dificultades que atraviesa el país, en estos años, a través del trabajo de campo, AMU ha descubierto que apoyar las capacidades y las ideas de la comunidad local es el mejor camino para alcanzar un desarrollo duradero y consciente. Concretamente el proyecto “Se puede hacer” quiere crear grupos de microcrédito comunitario cuyos miembros puedan autosostenerse para la creación de actividades laborales y, en una segunda fase, crear un grupo de microfinanzas comunitarias para apoyar el crecimiento de proyectos en expansión. El proyecto es realizado con la aportación de la EdC – Economía de Comunión y es posible seguir su desarrollo a través de las noticias que AMU pone a disposición en este link.
Entre las distintas noticias disponibles en la página de AMU relativas al proyecto “Se puede hacer”, reproducimos la historia de Gédéon, que nos parece significativa. Casado y con dos hijos, Gédéon ha sido el promotor del primer grupo de microcrédito en la localidad de Burishi.
«Todo comenzó en Cangwe, un pequeño centro situado en la colina de Rukanda, donde AMU apoyó en 2019 la puesta en marcha de pequeños grupos de microcrédito para el fortalecimiento económico de las familias locales. Solía pasar por allí, y así conocí la existencia de los grupos de Ahorro y Crédito. Observando lo que hacían los demás, el proyecto me pareció verdaderamente interesante. Me di cuenta de que en nuestra aldea estábamos perdiendo una oportunidad. Así es como se me ocurrió la primera idea. Hablé con algunos amigos y tras el diálogo decidimos lanzar el primer grupo de ahorro y préstamo también en Burishi.»
Gracias a esta pequeña semilla, la comunidad se ha convertido en un “modelo” para las actividades de microcrédito y desde 2020 se ha incluido en el proyecto más amplio “Se puede hacer” de microcrédito y microfinanzas comunitarias, desarrollado en seis provincias del país. Intentamos que los miembros de los grupos puedan fortalecerse y acceder a créditos cada vez mayores a través de la formación y el acompañamiento de CASOBU y AMU. Las actividades generadoras de ingresos en esta localidad son principalmente agrícolas: cultivo de mandioca y aceite de palma, cría de animales y pequeño comercio.
«Estar juntos en el grupo de ahorro y crédito nos ha ayudado mucho”, continua Gédéon. “El grupo es para nosotros una oportunidad de poner en común nuestros ahorros y pensar en actividades generadoras de ingresos que podemos realizar juntos, además de las individuales. Nuestro grupo se llama “Turwanyubunebwe”, que significa “lucha contra la vagancia” en lengua Kirundi. Después del nuestro, se han formado otros cinco grupos más en mi aldea. Ahora, con nuestros ahorros, podemos tener crédito, desarrollar actividades y proveer a las necesidades de nuestras familias».
A través de la supervisión y el apoyo recibidos dentro del grupo, los beneficiarios han comprendido que pueden ser los motores de su propio desarrollo y son capaces de crear incluso nuevos modelos de actividad.
«Ha habido momentos en los que, después de haber ahorrado y dado préstamos a los solicitantes, aún quedaba dinero en el fondo. Entonces se nos ocurrió una idea para mantener el dinero en circulación: realizar una actividad colectiva. Decidimos criar vacas, cabras, cerdos e incluso ovejas dando el animal comprado, por turno, a cada uno de los miembros. De esta manera, los miembros no solo tienen leche y estiércol, esenciales para vivir y fertilizar los campos, sino que además financian las restantes actividades del mismo grupo cuando se vende el animal. Actualmente tenemos un total de seis vacas, tres cerdos, dos ovejas y una cabra sin contar sus crías».
Gédéon y su grupo piensan ahora en el futuro y en cómo desarrollar otras ideas empresariales para sostener a sus familias, pensando siempre en la comunidad:
«Con el tiempo, nos gustaría comprar un molino de mandioca. Nuestro sueño es realizar, gracias al microcrédito comunitario, una actividad que sea como una herencia para nuestra comunidad, un testimonio que hable de la experiencia vivida en este grupo».
Apoya a los grupos de microcrédito comunitario en Burundi con el proyecto “¡Se puede hacer!”