La empresa Bertola celebra hoy -12 de febrero de 2021- el 75º aniversario de su nacimiento. En el último año ha conseguido aumentar su facturación un 50% y su personal un 70%. Entrevista a- Livio Bertola, presidente de la Asociación italiana de empresarios por una economía de comunión (Aipec).
Candela Copparoni
publicado su Città Nuova el 12/02/2021
La economía de comunión tuvo su origen en los años 90, cuando Chiara Lubich, al llegar a Sao Paulo, centro financiero de Brasil, observó las desigualdades económicas que había en la ciudad. La marginación de las barracas, al lado de enormes rascacielos, la impulsó a promover un modelo económico basado en la ayuda recíproca. Así nació una economía que, relacionada con la civil, se aleja de la economía capitalista del beneficio y pone en el centro la persona y la fraternidad.
Actualmente, la crisis sanitaria ha provocado una recesión global de la economía, la más grave desde la segunda guerra mundial para las economías avanzadas según el Banco Mundial. La consecuencia es una pérdida de 255 millones de puestos de trabajo según los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Pero esto no es lo que ha sucedido en la empresa Bertola, líder del sector de tratamientos galvánicos, especializada principalmente en el cromado de componentes para motos, coches y aparatos deportivos. Durante la pandemia, la empresa se endeudó para contratar más personas, sobre todo las que se encontraban en dificultad. Inesperadamente, su capital ha aumentado un 50% y su fuerza de trabajo un 70%, y aún es posible un crecimiento mayor.
Livio Bertola, presidente de la Asociación italiana de empresarios por una economía de comunión (Aipec) es el responsable de la empresa Bertola. Asegura que, más allá del arduo trabajo realizado, el éxito ha llegado gracias a la confianza en la Providencia o en el “socio oculto”, como le gusta llamarla. Por una serie de coincidencias, ha llegado mucho trabajo con dos o tres grandes pedidos que han traído un enorme incremento para el grupo Bertola, que confiesa sentirse «asombrado» por lo sucedido.
«En un momento tan terrible como este, se nos ha dado de forma inesperada más de lo que esperábamos. Una buena cosa, como decía Chiara Lubich, es invertir en la empresa; la segunda, invertir en hombres y mujeres nuevos que creen en la “cultura del dar”, y nosotros siempre hemos intentando hacerlo; la tercera es dar parte de los beneficios a los necesitados, no tanto para hacer caridad, sino para incluir a estos pobres, marginados y descartados».
La empresa Bertola Srl nació al comienzo de la posguerra, en febrero de 1946. El padre de Livio Bertola estuvo prisionero en Alemania y logró salvarse. Al volver a Marene, su ciudad natal, decidió desarrollar el proyecto Bertola junto con sus hermanos, con el nombre “Galvanica Marene”. Bertola explica que, ya desde los comienzos, la empresa no nació tanto por el beneficio como por el deseo de ayudar al entorno y a los amigos de una zona muy empobrecida, prácticamente agrícola y sin posibilidades de desarrollo.
«Debemos tener el valor de decir que todo es posible, vivir más en red, en comunión, y vivir por un mundo más unido y fraterno […] Chiara nos ha hecho comprender que hay que dar cada experiencia de Dios, porque no es nuestra», concluye Bertola.