Han pasado dos meses desde el inicio de la nueva guerra en Oriente Medio y casi dos años desde el inicio de la guerra en Ucrania. Sin contar todas las otras guerras que se libran en el mundo y que a veces se combaten en medio del silencio general.
de Paolo Balduzzi
fuente: UWP
La lucha tiene lugar mientras acaba de concluir en Dubai la COP28, la conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático y descarbonización.
Las dos cosas, guerras y crisis ambiental, no están desvinculadas entre ellas, porque muchos conflictos se enfrentan por la disponibilidad de los recursos, es así que el 27 de mayo de 2016 las Naciones Unidas adoptaron la Resolución UNEP/EA.2Res. 15, que reconoció “el papel de los ecosistemas integrales y de los recursos naturales gestionados de forma sostenible para reducir el riesgo de conflictos armados” y confirmó el compromiso en la actuación de los objetivos de desarrollo sostenible.
Retrocedamos, por ejemplo, sólo unos años atrás, al 2011 y pensemos a la “primavera árabe” con la secuencia de conflictos que surgieron de ahí, ciertamente eran razones demográficas, políticas y religiosas, pero sobre todo era una crisis alimentaria debida a la sequía en Rusia, y el consecuente aumento del precio del pan; todo esto ha sido determinante para desencadenar un proceso explosivo.
Lo mismo sucede con varias guerras que se realizan hoy, y todo está conectado: paz, ambiente, pobreza, justicia social, migraciones y clima. Este es el motivo por el que, en estos días tan particulares para los trabajos de la COP28, les proponemos dos documentos que ayudan a reflexionar: un análisis sobre la crisis climática propuesta por Actionaid, organización internacional independiente, que es un fuerte impulso para la Unión Europea para ser más audaz: porque mientras la misma Unión Europea exhorta a los Estados presentes en la COP28 a realizar los pasos necesarios para interrumpir los flujos económicos dañosos al clima, es su mismo sistema financiero que continua a sostener combustibles fósiles y sectores a alta intensidad de carbono.
Luego, siempre a la COP28, el Papa Francisco envió un discurso que apunta al futuro: Francisco subraya como el clima se ha enloquecido por el hambre incontrolada de ganancias, y es urgente superar las divisiones y trabajar juntos para resolver los problemas, con el diálogo como método. Con respecto al comercio de las armas, propone usar el dinero que se invierte en el sector militar para crear, en cambio, un fondo para el clima y los pobres.
El Papa Francisco concluye su mensaje con la esperanza que el 2024 marque el cambio:
“¡Dejemos a las espaldas las divisiones y unamos fuerzas! (…) salgamos de la noche de las guerras y de las devastaciones ambientales para transformar el avenir común en un alba de luz”.