#EoF: las historias – La emprendedora social Ana Argento Nasser es hoy una de las caras de EoF. Hace diez años fundó "Por Igual Más", una organización en la que participan más de 60 jóvenes de varias provincias argentinas.
Maria Gaglione
publicado en Avvenire el 22/01/2022
«Trabajar en favor de los derechos de las personas con discapacidad. Hace diez años sentí esta llamada. Con 28 años, casada y embarazada de mi primer hijo, fundé "Por Igual Más", una organización en la que están involucrados más de 60 jóvenes de varias provincias argentinas».
Emprendedora social, licenciada en Ciencias de la Comunicación, Ana Argento Nasser es hoy una de las caras de EoF, protagonista activa y comprometida. Ana echa un poco la vista atrás y continúa su relato: «Fundé Por Igual Más en 2014 en Córdoba (Argentina) junto con mi marido y otros amigos: un signo del amor de Dios, para crear oportunidades concretas para personas con discapacidad marginadas desde siempre». Llevaba en el corazón a los más frágiles y en la cabeza un sentido de la justicia que se presenta delante como horizonte no alcanzado. Dos son los objetivos principales de la fundación: redefinir el lugar que la sociedad asigna a las personas con discapacidad y aumentar su empoderamiento a través de un proceso de toma de conciencia que les ayude a alcanzar sus propios objetivos desarrollando capacidades y competencias. Los programas de la fundación van desde la educación a la comunicación, el desarrollo, la accesibilidad y la incorporación al mundo del trabajo. «Este último en particular es uno de nuestros principales proyectos – continúa Ana – que proporciona formación en el ámbito de las nuevas tecnologías (por ejemplo: páginas web, gestión de comunidades, marketing digital)».
Más de 3.000 contactos, más de 4.000 instituciones involucradas, formación para 400 profesores y 1.500 alumnos, son algunas de las cifras de la fundación. Cuando tuvo que elegir a qué aldea temática de EoF apuntarse, Ana no lo dudó: “CO2 de las desigualdades”. Un título que es también una provocación: a la vez que alude a la producción de gases de efecto invernadero y a la crisis ambiental, invita a reflexionar sobre los descartes producidos por el sistema socioeconómico que aumenta las desigualdades (de renta, salud, oportunidades, derechos, acceso a las tecnologías y recursos ambientales, etc.) En particular, Ana coordina dos proyectos: una revista periódica dedicada a los derechos humanos y una colección de entrevistas titulada “La voz de la diversidad”. «Al mismo tiempo – cuenta Ana – soy una de las coordinadoras de la red latinoamericana de EoF, donde promovemos mediante actividades e iniciativas los principios de la Economía de Francisco en las periferias de nuestras ciudades. Formar parte del movimiento EoF es una pasión, un compromiso, una forma nueva de crear relaciones globales y de trabajar por una nueva economía».
Jóvenes centinelas contra la globalización de la indiferencia, desde las torres de vigilancia de sus comunidades, que nos recuerdan la importancia de las relaciones y de los derechos de las personas, sobre todo las más frágiles y vulnerables. «Trabajar por los derechos de las personas con discapacidad significa antes que nada aprender a reconocer y valorar la vida de las personas yendo mucho más allá de “la eficiencia y la productividad”, y demostrar que las personas con discapacidad pueden contribuir de forma importante y activa si se crean las condiciones adecuadas. Es necesario superar el concepto de “eficiencia” tal y como lo hemos entendido siempre y reconocer finalmente el valor de las personas por su dignidad intrínseca, identificar nuevos parámetros, reconocer otras prioridades». Un cambio de paradigma que Ana describe también en una publicación reciente: Model of Communication and Legitimate Acknowledgement of Diversities. «Es necesario pasar del concepto de “inclusión” al de “reconocimiento” – explica Ana – de todas las diversidades. Cada persona, cada uno de nosotros, forma parte de la sociedad en la que vivimos – no están unos dentro y otros fuera; todos estamos dentro –. No podemos dejarlo para después, hace falta un cambio decisivo: ha llegado el momento».
