Visión de la pobreza

El primer motivo para el nacimiento y la existencia de la Economía de Comunión es la pobreza. La EdC nace como un intento de respuesta a los estridentes contrastes económicos y a las desigualdades que caracterizan la sociedad contemporánea, con el objetivo de hacerla más justa y fraterna.

La EdC no trata de eliminar la pobreza tout court, sino más bien de erradicar la “miseria”, palabra que describe la forma de pobreza que todavía “sufren” millones de personas en el mundo, dando valor a otra forma de pobreza: la que “eligen” los empresarios, consumidores, ciudadanos… que deciden renunciar a algo propio y usar los bienes con sobriedad, elegirlos de forma responsable, con la idea de que “los bienes […] se convierten […] en caminos de felicidad solo si se comparten con otros” (Bruni 2004).

Desde este punto de vista, la miseria derivada de la falta de bienes materiales y su posible solución están estrechamente conectadas con la promoción de una serie de condiciones (educación, salud, trabajo, vivienda…) que permiten el “florecimiento” de los seres humanos.

Entre estas condiciones, destaca de forma especial la calidad de las relaciones que se viven. En la visión de la EdC las relaciones se entienden como un capital fundamental para el desarrollo humano.

Esta idea implica una forma original de entender las estrategias de lucha contra la miseria, que se aplican en los proyectos que la EdC sostiene y promueve: las estrategias se diseñan con el fin de evitar que se instauren formas asimétricas de ayuda – como ha ocurrido muchas veces a lo largo de la historia – en las que quien tiene da a quien no tiene situando al receptor en una posición de inferioridad y alimentando relaciones de dependencia.

Antes bien, las estrategias de lucha contra la miseria llevadas a cabo por la EdC dan valor a las relaciones de reciprocidad, donde cada persona puede ofrecer la riqueza que lleva consigo, situando a todos en un mismo plano de igual dignidad, como hermanos y miembros de una misma familia.

#EoF webinar - Today's complexity: a trascendental challenge

This Friday we’ll have a great opportunity of dialogue with Fr. Augusto Zampini, Adjunct Secretary of the Dicastery for Promoting Integral Human Development.

The Problem of our time is a transcendental challenge. The Covid-19 pandemic is a manifestation of the climate and environmental crisis we have been in for a long time. The "normality" we have to get used to is this. And in this normality, both inside and outside the short or long periods of "spatial distancing", we must develop culture, proposals and tools to deal with it. We meet, by choice or necessity, radical changes especially of the Lifestyles.  

The Lifestyle will not change if it does not correspond to the reconversion of the productive apparatus. The ecological conversion of the productive apparatus is a necessary and urgent process to face the threats that our planet will have to face in the coming decades and that is already partially suffering even if the majority of the inhabitants of the Earth still ignores them, underestimates them, or even hides them.

Threats that are not only climate change induced by fossil fuel emissions, which of course represent the greatest risk; but also by the scarcity of water and fertile soil; by the irreversible destruction of biodiversity; by the exhaustion of many other resources, both geological and biological and food (our "daily bread”); from the pollution of human habitats, which progressively reduces the quality of life and interpersonal relationships; from wars and weapons of mass destruction, which continue to hang over our destinies, even if we talk about it less and less. Pope Francis invites us to take care of the Common House and reaffirms the commitment of the Catholic Church, even if "it does not have solutions ready to propose and does not ignore the difficulties of the technical, economic and political issues at stake" but wants to do its part, especially in the formation of consciences "in order to foster a deep and lasting ecological conversion”. With the Vatican Covid-19 Commission, Francis is committed to addressing the challenges arising from the pandemic that afflicts the planet, in three areas on which to work to prepare the future of the world: food, since it will increase the tragedy of hunger for hundreds of millions of people; integral ecology, to design new types of economic models more respectful of health and the environment; charity towards the last, through inclusiveness and solidarity. The only cure is Ecological Conversion? and what is it?

Translations will be available on Zoom: https://us02web.zoom.us/j/86799836198

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