Ernesto Figueredo Castellanos fue invitado al Congreso “Economía de Comunión”, promovido por el Movimiento de los Focolares y que se está desarrollando en Castelgandolfo, Roma, del 1 al 5 de febrero.
Publicado en Martí el 04/02/2017
El cubano Ernesto Figueredo Castellanos, estuvo entre los empresarios y actores económicos invitados al Congreso Internacional sobre ‘Economía de Comunión’, a quien el Papa Francisco se dirigió.
El profesor de Economía en el Instituto de Estudios Eclesiásticos Padre Félix Varela quien trabaja además en una gestora de negocios ayudando a impulsar proyectos en la isla, fue recibido por el Papa junto a los más de 1000 de participantes en el Aula Pablo VI del Vaticano.
"Intentamos crear una cultura emprendedora y empresarial en Cuba porque durante muchos años casi todo el mundo trabajó para el Estado y por supuesto que se fue perdiendo", dijo Figueredo en entrevista con la agencia EFE.
El Camagüeyano asiste al evento promovido por el Movimiento de los Focolares y que se está desarrollando en Castelgandolfo, Roma, del 1 al 5 de febrero.
En su discurso a los participantes del evento, el Santo Padre agradeció a los organizadores del Evento y señaló que muchas veces la cultura actual trata de separar estas dos palabras: economía y comunión, y las considera opuestas. En cambio ustedes, precisó el Pontífice, han unido estas dos palabras, acogiendo la invitación que Chiara Lubich realizó hace veinticinco años en Brasil. En aquellas circunstancias, “pidió a los empresarios convertirse en agentes de comunión. Invitándolos a ser creativos y competentes”. En este sentido, poniendo el germen bueno de la comunión dentro de la economía, han iniciado un profundo cambio en el modo de ver y vivir la empresa.
Por ello, pensando en su compromiso de hacer que la economía se convierta en una comunión de bienes, de talentos y de provecho, hoy quiero hablarles, dijo el Papa Francisco de tres cosas: del dinero, la pobreza y el futuro.
Refiriéndose al dinero, el Santo Padre dijo: "Ciertamente el dinero es importante para la vida como un medio, pero se hace un ídolo cuando se convierte en un fin. Ya que, la avaricia, que no por casualidad es un vicio capital, es pecado de idolatría porque la acumulación de dinero en sí mismo se convierte en el fin del propio actuar”.
"El mejor modo y más concreto para no hacer del dinero un ídolo es compartirlo con los demás, sobre todo con los pobres, o para hacer estudiar y trabajar a los jóvenes, venciendo la tentación de la idolatría con la comunión”, afirmó.
Sobre la pobreza dijo que "una grave forma de pobreza de una civilización es no lograr ver más a sus pobres, que primero son descartados y luego escondidos".
La economía de comunión, si quiere ser fiel a su carisma, añadió el Papa, no debe solo curar a las víctimas, sino construir un sistema donde las víctimas sean cada vez menos, donde posiblemente no hayan más.
“Imitar al buen samaritano del Evangelio no es suficiente”, y agregó “Un empresario que es solamente un buen samaritano cumple solamente la mitad de su deber: cura a las víctimas de hoy, pero no reduce a aquellas de mañana”.