Margarita de Moreno, integrante de la Cooperativa Tinku Kamayu, viajó al vaticano a través de Los Focolares para formar parte del encuentro mundial de la red “Economía de Comunión” con el Papa Francisco.
Publicado en El Antigal el 14/02/2017
Llegado el momento de saludar al Papa, Margarita tuvo el privilegio de ser elegida aprovechando la oportunidad para entregar a Francisco un Poncho Santamariano confeccionado por todas la manos laboriosas de la cooperativa, como así también cartas enviadas por personas de Santa María.
“Me temblaba todo el cuerpo, me encendía el alma. Me bendijo y alentó a seguir adelante. Le gustó mucho la experiencia de las Tinkus. Realmente fue un privilegio, que nose si lo merecía, poder estar con el Papa”, relató Margarita muy emocionada.
En la Sala Nervi, utilizada por los papas como un espacio alternativo a la Plaza de San Pedro para la Audiencia General, había alrededor de 1.100 personas: “Economía de Comunión” se trata de una red de empresarios de todos los continentes, que nació en 1991 de una intuición de Clara Lubich, fundadora de los Focolares, que quedó sorprendida (durante un viaje a Brasil) por los grandes contrastes económicos en el país. Es una experiencia de economía alternativa, basada en la fraternidad y en compartir ganancias y experiencias. Los empresarios, los dirigentes y también los expertos y estudiosos que estuvieron presentes provenían de alrededor de 50 países del mundo.
Previo a la audiencia con el Papa Francisco, los asistentes repasaron las experiencias que están transcurriendo en todas partes del mundo y Margarita pudo compartir la trayectoria de la cooperativa Tinku Kamayu.
Iniciado el encuentro con Francisco, el Pontífice hizo un homenaje público a la intuición de Lubich de crear entre los pobres del mundo una «Economía de comunión», cientos de empresas que respondan a una lógica alternativa a la de las ganancias. «Un proyecto en el que desde hace tiempo estoy sinceramente interesado», explicó Francisco al recibir a los representantes de más de 850 de estas empresas.
Siguiendo las intuiciones de Lubich, cuya causa de beatificación ya está siguiendo su curso, hay que considerar «al empresario —afirmó el Pontífice— como agente de comunión». Y esto provoca «un profundo cambio en la manera de vivir y de ver la empresa», que «no solo no puede destruir la comunión entre las personas, sino que puede construirla y promoverla». Con «su vida, ustedes demuestran que la economía y la comunión se hacen más bellas cuando están una al lado de la otra».
Por el contrario, cuando «el capitalismo convierte la búsqueda de las ganancias en su único objetivo —advirtió el Papa— corre el riesgo de convertirse en una estructura idólatra, una forma de culto. La diosa fortuna es cada vez más la nueva divinidad de ciertas finanzas y de todo ese sistema del azar que está destruyendo a millones de familias del mundo».