Conocimos a los “Constructores de Paz” y supimos de su encuentro con la EdC hace un año. Ahora contamos con emoción el extraordinario desarrollo de su experiencia de acogida en Florencia.
Antonella Ferrucci
¿Recordáis la historia de la asociación de jóvenes de Florencia “Constructores de Paz” y su sorprendente encuentro con Chiara Lubich y la EdC primero en Internet y después “en sueños”? Nos la contó Luigino Bruni en un artículo publicado en Città Nuova hace un año. Pues bien, la sorprendente relación de estos jóvenes con Chiara sigue dando maravillosos frutos. El objetivo de los jóvenes “Constructores de Paz” es acoger a jóvenes inmigrantes en un momento de gran vulnerabilidad para ellos, que se produce cuando cumplen dieciocho años y termina la tutela del Estado Italiano sobre los menores no acompañados. Contar con espacios de acogida es una necesidad fundamental. Mauro Febbo, secretario de la asociación, nos cuenta cómo han podido duplicar el espacio y crear “Casa Chiara”.
Cuando conocimos a Chiara – deberíamos decir mejor cuando nos encontramos con ella – a través de algunos videos en Youtube sobre la economía de comunión y después con los relatos, narraciones y experiencias de Luigino Bruni y otras personas, comprendimos inmediatamente que la figura de Chiara iluminaría nuestro camino personal y colectivo y nos abriría nuevos caminos.
Así ha sido: nuestro pequeño proyecto “OASIS DE LA ESPERANZA PAPA FRANCISCO”, que acoge a jóvenes en dificultad venidos de cualquier parte del mundo, nuestra pequeña casa de la plaza San Lorenzo de Florencia (sede también de los encuentros formativos de los jueves), con Chiara se ha llenado de emociones increíbles. En nuestro interior teníamos una certeza inexplicable, pero granítica, de que ella nos ayudaría desde arriba; no sabíamos cómo lo haría, pero estábamos seguros.
Por eso, cuando una generosa familia de Florencia puso a nuestra disposición su casa, la casa en a que se habían criado sus hijos, su hogar, inmediatamente comprendimos lo que estaba ocurriendo: se nos presentaba la posibilidad de ampliar con una segunda casa nuestro proyecto de acogida y duplicar el número de jóvenes acogidos. Era un regalo precioso.
Aquel día en la junta directiva de la asociación nos miramos a los ojos y un poco emocionados nos dijimos: este es el regalo que nos manda Chiara desde arriba y esta casa se la dedicaremos a ella. “OASIS DE LA ESPERANZA CHIARA LUBICH”. Así es como ha nacido – en breve - CASA CHIARA.
Pero un nombre no basta. El joven presidente de la asociación, Emmanuel, ha decidido vivir en Casa Chiara para estar totalmente al servicio del proyecto. Además, junto con los chicos hemos decidido abrir la casa a los pobres una vez a la semana. Ser familia, ser uno, mover los corazones para mover los bienes… no es fácil, pero lo intentamos.