La historia de Arianna y George, emprendedores EdC en Cuba
fuente: AMU
Desde hace más de 5 años, la AMU es socia de la EdC para el desarrollo de proyectos en Cuba: el Proyecto "Desarrollo de la Economía de Comunión en Cuba" se remonta a 2017, destinado a personas que querían profundizar en el conocimiento de la Economía de Comunión y adquirir experiencia en la misma, para ser a su vez animadores de la EdC en Cuba, para continuar en los años siguientes con diversos proyectos dirigidos a la promoción e incubación de empresas sociales y de comunión, en colaboración con el proyecto EoC-IIN.
En los últimos años se ha observado en Cuba una cierta apertura al sector privado, gracias a nuevas leyes que han concedido derechos antes inexistentes a la iniciativa empresarial. El turismo, la alimentación y el transporte son los sectores en los que más actividades se han puesto en marcha, pero los aspirantes a empresarios, ya faltos de formación empresarial, se encuentran con que tienen que operar en medio de continuos cambios legislativos, con las dificultades que uno puede imaginar.
Las diversas intervenciones de AMU-EdC que se han llevado a cabo en los últimos años se han centrado principalmente en proporcionar a las personas con rentas bajas, carentes de formación y de recursos (financieros, de conocimiento e instrumentales) formación y apoyo para iniciar y mantener una actividad empresarial. Formación y acompañamiento de las empresas basado en los principios de la Economía Civil y Comunitaria (EdC), que incluye también la participación de las instituciones locales.
Arianna y George tuvieron la idea de Lumen porque buscaban un negocio que les diera un ingreso económico, pero que también fuera «especial.» De ahí la idea de hacer lámparas con materiales reciclados para «iluminar» también los corazones.
«No sabíamos cómo empezar porque teníamos mucha información general, pero nada concreto. Después de asistir a un encuentro de Economía de Comunión, enseguida dijimos que ése era nuestro modelo, porque no se trataba sólo de tener una tienda, era mucho más».
«Habíamos creado el proyecto pensando en cómo conseguir un ingreso, pero una vez caminando por las calles nos dimos cuenta de que La Habana estaba a oscuras y dijimos ¿por qué no hacer lámparas diferentes para iluminar más la ciudad? Con la EdC cambia completamente la perspectiva de la empresa, ya que ya no se trata sólo de ganar, sino de poner a la persona en el centro, la idea era crear una lámpara pensando en el otro».
Ariadna en estos cuatro años ha tenido que aprender mucho sobre la iluminación y George ha llegado a construir algunos instrumentos él mismo, porque no es fácil encontrar en Cuba los adecuados para sus creaciones.
«Una de las razones por las que nos atrajo de EdC es porque te sientes parte de ti. Desde que nos hablaron de la EdC, nos dimos cuenta de que podíamos identificarnos con algo que sentíamos y que antes no sabíamos expresar, el simple deseo de poder ayudar a la gente sin recibir nada a cambio, de ver a los demás tan felices como nosotros. Ahora lo que hacemos lo podemos identificar con este nombre, Economía de Comunión».