Reunión de las comisiones de EdC de todo el mundo, hace unos días, en el Polo Lionello
por Antonella Ferrucci
El 25 de septiembre por la tarde terminó, con una auténtica “explosión de comunión” el encuentro internacional de comisiones de EdC, celebrado en Loppiano, tras la conclusión del LoppianoLab. Un momento precioso, considerado por quienes lo han vivido como “extraordinario”, una “verdadera fiesta”. Fiesta por estar juntos y por hacer comunión de verdad. En un momento tan alegre como solemne, las 11 personas que vinieron de Africa (Congo, Uganda, Angola, Costa de Marfil, Camerún..) para la ocasión, hicieron un regalo a todas las zonas presentes. Cada regalo tenía un motivo profundo, así que el momento fue verdaderamente emocionante y único.
Era la frescura, el optimismo y la concreción de este continente, representado por primera vez de forma tan significativa en el encuentro de Comisiones de EdC, una de las novedades más señaladas de este encuentro internacional.
La última vez que se reunieron las comisiones de EdC fue en abril de 2010, por lo que había muchas cosas de qué hablar: hacer balance de los distintos aspectos de la EdC, revisar en común las nuevas líneas para dirigir una empresa, tratar aspectos concretos de la definición, la recogida y la distribución de las ganancias de las empresas de EdC, gestionar las múltiples peticiones de presentación de la EdC que llegan a las comisiones por parte de universidades, diócesis y de la sociedad civil.
Otro aspecto verdaderamente relevante de estos días fue la presencia activa de los miembros jóvenes de las comisiones de Brasil, Argentina, Portugal, Italia, Hungría… Aquí se ve el valor y los frutos del Proyecto Jóvenes y EdC que se puso en marcha con determinación a comienzos del 2011, con la realización de jornadas y escuelas de verano en distintas partes del mundo. Estos frutos son especialmente evidentes en Africa y más concretamente en el Congo: tras descubrirla en la Escuela Panafricana de enero de 2011, han lanzado la EdC a gran escala por todo el país, con la participación de centenares de personas y la incorporación de varias empresas (algunas de ellas presentes en este encuentro).
En las conclusiones, Luigino Bruni quiso poner de relieve cuáles son los deberes de las Comisiones de EdC: “En primer lugar, acompañar a los empresarios, con una relación personal, de comunión con cada uno, para que “nadie pase a nuestro lado en vano”. A veces, cuando se dejan de poner en común las ganancias, es porque hay una dificultad, una crisis, que la comisión debe compartir. Es necesario reunirse periódicamente, todos juntos, en un lugar donde sea posible darse a conocer a las empresas que empiezan a simpatizar con el proyecto.”
Después, hay que volver a organizar escuelas para emprendedores: “Chiara Lubich nos confió estas escuelas en el año 2001, durante el encuentro “Nuevos horizontes para una EdC”. La estructura que Chiara sugirió es muy sencilla: un tema sobre el ideal de la EdC, su aplicación práctica a la vida económica y experiencias de las empresas. Sobre estos temas y aplicaciones, no es necesario tener un experto que haga un tratado, sino que debemos “soltarnos”, ya que si cada uno de nosotros no saca la EdC de sí mismo – por supuesto estudiando e informándose – no surgirá nada.”
Hace falta más creatividad a la hora de inventar proyectos de EdC: “La EdC cuenta con un talento concreto de emprendimiento social, de comunión, que lucha contra la pobreza, haciendo que surjan empresas y creando puestos de trabajo. Esto no lo pueden hacer las adopciones a distancia ni las meritorias obras sociales que ya existen, sino que hacen falta proyectos para ello y llegan muy pocos de las comisiones que más podrían proponerlos. Además hay que hacer red, promover hermanamientos entre empresas que hacen cosas parecidas en países distintos, de manera que la experiencia de una pueda serle útil a la otra.”
Para terminar, hay que anunciar la EdC, aunque en nuestras zonas sea una realidad todavía pequeña: “aunque seamos pocos y pequeños, si nos invitan a hablar de la EdC debemos ir, porque en esa sala puede estar la persona que descubre una vocación y pone en marcha la EdC en nuestra nación. El anuncio debe llegar más allá de nosotros y esto forma parte de los deberes de las comisiones. Y nuestro deber es anunciar la EdC, no la economía civil, que al ser más laica es más fácil de anunciar; si no lo hacemos, en unos años perderemos nuestra identidad. A las comisiones se les confía la EdC que es el verdadero corazón de todo lo demás. Porque para la economía civil no hace falta el carisma de Chiara.”
Comunión en la verdad. Comunión hasta el punto de decirse la verdad. Este es el hermoso resumen de los dos días y medio que hemos vivido juntos. Nos despedimos “cargados” con los frutos de la comunión construida entre todos, antes de volver a nuestros países: Estados Unidos, Brasil, Argentina, Francia, España, Portugal, Bélgica, Irlanda, Italia, Croacia, Serbia, Hungría, Rumania, Polonia, Alemania, Austria, Angola, Camerún, Costa de Marfil, Congo, Uganda y Filipinas.